Esta mañana, minutos antes de abordar el avión para inaugurar los carnavales en la sureña ciudad de Jacmel, el presidente Jovenel Moïse aseguró que fue objeto de un golpe de Estado e intento de magnicidio, frustrado por los agentes de la policía del Palacio Nacional.
Entre la veintena de detenidos figura Dabrézil, que de acuerdo al primer ministro Joseph Jouthe sustituiría a Moïse en un eventual gobierno de transición.
‘Es un arresto ilegal, como juez del Tribunal de Casación tiene inmunidad, no puede ser aprehendido sino está en el acto. Es un secuestro’, dijo Morin sobre los hechos.
Además de la detención del juez y de la veintena de presuntos implicados en el golpe de Estado, activistas políticos han denunciado la represión e intimidación a sus simpatizantes de todos los niveles por parte de la Policía.
La víspera, agentes irrumpieron en la vivienda del exalcalde de Puerto Príncipe Youry Chevry, y aún se desconoce el motivo de la acusación.
También el Sector Democrático y Popular, estructura que agrupa a varios partidos y organizaciones sociales, denunció los ataques contra la casa del exsenador y opositor, Nenel Cassy en el departamento de Nippes.
En las calles de Puerto Príncipe, los oficiales dispersaron con gases lacrimógenos a los pequeños grupos de manifestantes apostados en sitios estratégicos. Por el momento no ha despegado la gran movilización popular convocada por la oposición, aunque en algunas ciudades simpatizantes tomaron las calles.
En tanto, Moïse, anunció hoy que continuaría en el poder hasta 2022, aunque abogados, líderes religiosos, organizaciones sociales y el poder judicial estiman que su mandato culmina hoy.
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