Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), los principales impactos del periodo vinieron de las subidas de los precios de los carburantes (11,23 por ciento) y del gas en botella (4,98).
Durante el año, el IPCA acumula un máximo del 2,05 por ciento y en 12 meses de 6,10.
Este último resultado se ubica por encima del 5,20 por ciento observado en un periodo similar inmediatamente anterior y el más alto para este intervalo de tiempo desde diciembre de 2016, cuando se situó en 6,29. La tasa en 12 meses se situó por primera vez en el calendario por encima del límite superior del objetivo de inflación fijado para este ejercicio (3,75 por ciento), que puede variar entre el 2,25 y el 5,25.
El IBGE indicó que la última vez que el indicador superó el techo de la meta (6,5) del Banco Central fue en noviembre de 2016, cuando se situó en 6,99 por ciento.
De los nueve grupos de productos y servicios encuestados, seis experimentaron subidas de valores.
El transporte tuvo el mayor incremento (3,81 por ciento) y asistió con 0,77 puntos porcentuales en el índice del mes.
De acuerdo con el instituto, la gasolina (11,26 por ciento) fue el ítem con mayor impacto, al representar 0,60 puntos porcentuales del IPCA en marzo.
Los precios del etanol (12,59 por ciento) y del gasóleo (9,05) también subieron, contribuyendo con otros 0,11 puntos porcentuales.
Una buena noticia para los consumidores, según el IBGE, fue que la inflación en el grupo de alimentos y bebidas continuó desacelerándose.
En la etapa evaluada, la subida fue de 0,13 por ciento, tras variaciones de 1,74 en diciembre, de 1,02 en enero y de 0,27 en febrero.
Para analistas, la desaceleración de los importes de los alimentos está relacionada con la caída de la demanda e incluso puede influir la suspensión de la ayuda de emergencia por la Covid-19, que no se pagó en los primeros meses del año, lo cual repercute en los ingresos de la población.
mem/ocs