La víspera en la provincia Santiago, territorio donde en los últimos días murieron a manos de los delincuentes más de 10 personas, fueron detenidos 20 individuos, ocupadas 10 motocicletas y desmantelados 11 puntos de venta y distribución de sustancias controladas.
Según la Policía, entre los detenidos hubo cinco adolescentes, los cuales supuestamente formaban parte de una banda de malhechores que robaban motocicletas, ocupándoles en su poder una de ellas.
Sin embargo, esto no resuelve el problema cuando en las últimas semanas el país ha visto una indetenible cadena de actos delictivos, muchos de ellos propios de películas, donde la delincuencia común y el crimen organizado desafian a las autoridades, coinciden analistas.
El desafío y confianza de estos delincuentes llega al punto que no solo actúan y ocultan en la oscuridad de la noche para ejecutar sus actos, asaltan a plena luz del día, sin importarles ser grabados por las cámaras de seguridad, ante el pánico de los ciudadanos los cuales también son despojados de sus pertenencias.
Muchos comentarios dan vuelta en estos días sobre el tema, el gobierno, especialistas y la población manifestaron criterios, los cuales en la mayoría de los casos son contradictorios, pero lo cierto es que la situación no mejora a pesar de los pesares.
Claro está, como escribió en un artículo publicado en el diario Hoy, el periodista Claudio Acosta: «no es posible erradicar la delincuencia de la noche a la mañana».
Y agregó, también llevamos mucho tiempo sufriendo su acoso, por lo cual puede afirmarse hemos sido pacientes con unas autoridades que no han encontrado la forma de enfrentar un problema social en crecimiento porque no son atacadas directamente sus causas.
Acosta explicó en su escrito que para que esa realidad cambie «debe cambiarse primero a la Policía, su forma de actuar y de relacionarse con la población, su cultura violenta y autoritaria».
Pero, precisó «es muy poca la paciencia que nos queda para sentarnos a esperar los resultados de ese cambio y su impacto en la seguridad pública, en la disminución de los delitos y la violencia acompañante, las cuales -buenas intenciones aparte-, este gobierno no está en condiciones de garantizar».
Lo cierto es que mientras llega y es consolidada la reforma policial instrumentada por el gobierno y algunas de las medidas en curso, algo habrá que hacer en aras de la seguridad ciudadana ante el creciente acoso de los delincuentes, máxime cuando esta nación es uno de los principales polos turísticos de la región y apuesta por su desarrollo.
oda/ema