A través de un comunicado, la autoridad llamó a no cometer o alterar el valor de los productos básicos con el fin de lograr ganancias ilegales, en medio de la peor crisis económica y financiera de la nación en la época moderna.
Salam destacó el inicio de rondas de inspección por miembros de la Dirección de Protección al Consumidor y funcionarios del ministerio en pos de tomar medidas disuasorias y punitivas contra quienes alteren la seguridad alimentaria de los libaneses.
Lo anterior responde al alza esta semana en los precios de los productos de primera necesidad como consecuencia de la tarifa de cambio de la moneda nacional contra el dólar estadounidense que sufre una devaluación de alrededor del 95 por ciento en su valor.
El viernes pasado la libra libanesa registró en el mercado informal un máximo histórico de 37 mil por cada billete verde y con el anuncio del gobernador del Banco Central, Riad Salameh, de la reanudación mañana de las operaciones en la plataforma Sayrafa decayó el cambio en casi 10 mil.
Durante décadas, el gobierno fijó la libra libanesa en mil 500 con respecto al dólar; sin embargo, desde el estallido social en octubre de 2019 la situación empeoró como consecuencia de la corrupción y la mala gestión, de acuerdo con analistas.
El secretario de Relaciones Internacionales de Hizbulah (Partido de Dios), Sayyed Ammar Moussawi declaró a Prensa Latina que hoy en día, existe un consenso entre los libaneses, en la convicción de que el gobernador del Banco Central Riad Salameh llevó al país al fracaso bajo la protección de los Estados Unidos.
Un informe divulgado a principios de mes por Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, señaló que la referida institución financiera llevó al Estado libanés a un sistema que protege a los ricos mientras deja a las familias pobres en desamparo.
El documento reflejó que los servicios públicos, incluidos la electricidad, la educación y la atención médica fueron destruidos durante décadas y el despilfarro de la riqueza nacional exacerbó la desigualdad que sitúa en el presente a cuatro de cada cinco libaneses en la pobreza.
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