Durante la presentación del segundo informe del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial, dedicado a los efectos del conflicto en Ucrania, destacó que ningún país quedará al margen de esta crisis que afecta el costo de vida de todas las personas.
Guterres resaltó que los precios de los alimentos están cerca de máximos históricos y los de los fertilizantes se duplicaron con creces, cuya escasez se hará extensiva desde el maíz y el trigo a todos los cultivos básicos, incluido el arroz, con un impacto devastador para miles de millones de personas en Asia y Sudamérica.
En tal sentido, destacó que la crisis alimentaria que tiene lugar este año es de acceso a los alimentos, mientras la del venidero podría ser por falta de esos productos, advirtió.
Para Naciones Unidas las principales consecuencias de la crítica situación mundial son las elevadas tarifas de la electricidad, lo cual genera apagones y escasez de combustible a nivel global, especialmente en África.
El secretario general de la mayor organización internacional agregó a la lista la situación financiera que afecta a muchos países en desarrollo, además del riesgo de impago de la deuda y el colapso económico generado por la pandemia de la Covid-19, la desigualdad de la recuperación y la crisis climática.
En el ámbito laboral recordó que tres de cada cinco trabajadores ganan menos que antes de la crisis sanitaria, en tanto las familias se ven obligadas a cerrar negocios, vender su ganado o sacar a sus hijos de la escuela.
Se trata de un escenario que afecta especialmente a mujeres y niñas que “suelen ser las últimas en comer, y las primeras en dejar de hacerlo a medida que se extiende la escasez de alimentos”, significó.
Al respecto, Guterres citó al Programa Mundial de Alimentos, cuyas estimaciones indican que los efectos de la guerra en Ucrania podrían aumentar en 47 millones la cantidad de personas con inseguridad alimentaria grave en 2022, un dato inquietante cuando ese flagelo se duplicó en los últimos dos años.
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