Una prótesis de rodilla puede mejorar enormemente la calidad de vida de un paciente, pero por otra parte produce casi nueve kilogramos de desechos, de los cuales aproximadamente la mitad «suponen un riesgo biológico», apuntaron los autores en un artículo divulgado.
Apenas empezamos a conocer los efectos de estos procederes, pero sabemos que los hay, como también la necesidad de más investigación para definir realmente las mejores prácticas hacia una economía circular, explicó una de las participantes, Melissa Bilec.
«Las salas de cirugía tienen un gran impacto ambiental, en buena medida porque muchos de los artículos de los que dependen son desechables de un solo uso, como batas, guantes, instrumentos quirúrgicos y envases», remarcó la especialista.
El equipo comparó evaluaciones anteriores de los procedimientos quirúrgicos y su incidencia en el cambio climático mediante la realización de una auditoría básica de residuos, en la cual cuantificaron los utilizados en cada operación.
Algunas de las intervenciones a implementar en cirugía ortopédica -sugirieron- son la utilización de anestesia y técnicas de fabricación de menor emisión, el rediseño de los envases a medida, la limitación de los dispositivos y materiales de un solo uso, así como la minimización de los equipos en las bandejas.
Estas supondrían una diferencia significativa, consideraron y ejemplificaron con la recientemente popularizada operación de manos sin dormir al paciente como alternativa a la anestesia sedante.
Subrayaron que el cambio a este método, junto con la reducción del número de suministros quirúrgicos empleados para procedimientos más pequeños, supuso una disminución de 2,8 toneladas de residuos y más de 13 mil dólares en suministros.
El impacto ambiental de la sanidad suele pasar desapercibido, acotó el estudio, mientras recordó que representa el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos, y los quirófanos generan entre el 20 y el 33 por ciento del total de los residuos hospitalarios.
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