La decisión se hizo efectiva a las 15:00, hora local, de acuerdo con un comunicado de la oficina del gobernador de Kivu del Sur.
Este es el más reciente paso desde que el mes pasado arreciaron los ataques del grupo armado Movimiento 23 de Marzo (M23) en territorio congoleño, que Kinshasa refiere es apoyado por las autoridades de Kigali.
Ruanda niega las acusaciones de la RDC de que brinde soporte al M23, cuyos líderes proceden de la etnia tutsi o de que haya enviado tropas al este del vasto país en centro de África.
En un incidente fronterizo este viernes dos policías ruandeses fueron heridos cuando el soldado congoleño cruzó la frontera y abrió fuego, antes de que un oficial de guardia le devolviera los disparos y lo matara a 25 metros dentro de Ruanda, dijo el ejército ruandés en un comunicado. El hecho no fue desmentido por la contraparte.
La Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos envió expertos a la zona para determinar la responsabilidad por el choque armado.
De un lado, la RDC acusa a Kigali de apoyar al M23 y del otro, Ruanda culpa a Kinshasa de brindarle soporte a las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda. Ambas organizaciones son consideradas terroristas.
El gobierno congoleño suspendió la víspera todos los acuerdos con Ruanda, incluido el tráfico aéreo.
Desde el genocidio de 1994 de los hutus contra los tutsis en Ruanda las relaciones fueron tensas entre los dos países, pero en 2019 esa situación cambió con la llegada al poder de Félix Tshisekedi, quien ahora enfrenta la primera crisis bilateral con su vecino.
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