Hernández, imputado por escándalos de corrupción, sufragó en el Colegio Santander, en Bucaramanga.
Este candidato, que no forma parte de ningún partido tradicional, pero con el apoyo de la derecha extrema, generó una amplia polémica por ignorar la existencia de algunos departamentos colombianos y también al proclamar en 2016 su admiración por Adolfo Hitler, aunque en este último caso asegura fue un malentendido.
Asimismo, es criticado por su conducta violenta hacia sus subordinados, lenguaje vulgar y soez para manifestar cualquier opinión en el contexto electoral, tratos inapropiados hacia las mujeres, policías y militares, taxistas y otros.
Dentro de su plan de gobierno enfatiza que continuará la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 y explorará un diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para que abandone la lucha armada.
Promete fortalecer la justicia, la seguridad urbana y generar empleo, pero apoya la fracturación hidráulica (fracking) y la fumigación aérea de glifosato contra los cultivos ilegales, un proceso controvertido por su impacto en la salud de los campesinos.
Hernández dijo que, en caso de ser elegido, dictaría varias medidas, como un decreto de Conmoción Interior, lo que suscitó temores de que pueda cerrar el Congreso o suspender a los funcionarios locales.
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