En su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, ridiculizó la actitud del INE que, por diferencia de un solo voto, decidió aplicar la pena máxima a una contravención no grave de demorar una declaración de ingresos para la campaña electoral menores a mil dólares, lo cual se hubiese solucionado con una multa.
Sin embargo, el INE se fue por la tremenda y quitó del registro a los candidatos a gobernadores de Guerrero Félix Salgado Macedonio, y de Michoacán Raúl Morón, ambos por el partido creado por López Obrador, lo cual favorece a organizaciones políticas opositoras.
El mandatario aclaró que esa decisión del INE no es la última palabra, pues el caso debe regresar al Tribunal Electoral y dijo se debe respetar la resolución que esos magistrados tomen en el sentido de que puede haber una sanción por la infracción que no necesariamente implique la adoptada por el instituto.
Si vamos al fondo de lo que es la democracia, dijo, hay que admitir que el pueblo es quien manda, no las instituciones, y es lo que se debe aplicar en el caso de ambos candidatos.
¿Por qué impedir que sea el pueblo quien decida? ¿Por qué no se les deja a los guerrerenses y michoacanos que decidan? ¿Es qué no puede el pueblo calificarlos, reprobarlos o elegirlos? Se preguntó el mandatario.
El INE es uno de los institutos más criticados en el país y a él se le atribuye el largo historial de fraudes electorales que tradicionalmente se han cometido en México desde hace muchos años, los más sonados bajo los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Entiendo que existan posturas conservadoras de quienes han estimulado hechos así, expresó López Obrador al advertir que son tenaces violadores de la Constitución y las leyes y aplaudidores de fraudes electorales, aunque ahora se presenten como sus paladines.
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