En declaraciones este martes en el Parlamento, la jefa de la diplomacia británica dijo que ante la falta de voluntad de la Unión Europea (UE) para renegociar el acuerdo, Londres seguirá presionando para la aprobación de la legislación introducida la semana pasada en la Cámara de los Comunes.
Le dejamos claro a la UE que el protocolo necesita cambios para resguardar el Acuerdo de Viernes Santo, garantizar el libre flujo de mercancías de este a oeste y proteger también las relaciones norte-sur, recalcó Truss.
Como parte del Tratado que selló la retirada del Reino Unido del bloque en 2020, la provincia británica de Irlanda del Norte quedó dentro del mercado único y la unión aduanera europeos.
La fórmula tiene como objetivo evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas, pero exige que los productos procedentes de Gran Bretaña sean sometidos a controles aduaneros y sanitarios antes de entrar al territorio norirlandés, para comprobar que cumplen con las regulaciones de la UE.
Los unionistas fieles a la Corona británica alegan que el protocolo, además de afectar el flujo de mercancías, amenaza la posición de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido, y exigen su revocación o renegociación.
Para presionar a Londres, el Partido Democrático Unionista (DUP), que perdió las recientes elecciones locales ante el Sinn Fein, se rehúsa a acatar la parte de los acuerdos de paz de 1998 que lo obliga a compartir el gobierno provincial con los republicanos.
El bloqueo político del DUP impide la formación del Ejecutivo y el funcionamiento de la Asamblea, algo que según las autoridades centrales del Reino Unido amenaza la estabilidad de la provincia.
Para reducir el papeleo y poner fin al impasse, el gobierno británico propone establecer un “canal verde” para las mercancías con destino a Irlanda del Norte, y dejar los chequeos solo para aquellos productos que sigan viaje a la República de Irlanda.
El proyecto de ley también pretende eliminar la jurisdicción de la Corte Europea de Justicia sobre las disputas que se generen en Irlanda del Norte, y dejar que sean las empresas locales las que decidan si desean regirse por la legislación de la UE o la británica.
Bruselas se niega a modificar el protocolo acordado por ambas partes durante las negociaciones del Brexit, y anunció que iniciará acciones legales contra Londres en los tribunales de arbitraje internacionales.
Los laboristas británicos y otros partidos opositores también cuestionan los intentos del gobierno conservador de modificar de forma unilateral un acuerdo internacional, por considerar que afectaría la reputación del Reino Unido.
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