En el balotaje del domingo, los aspirantes a la presidencia por el Pacto Histórico obtuvieron 11 millones 292 mil 758 votos, mientras Rodolfo Hernández y Merelen Castillo, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, alcanzaron 10 millones 604 mil 658 sufragios.
La victoria de esa coalición integrada por fuerzas de izquierda y progresistas, fue celebrada en todo el país con actos públicos, caravanas de autos, festejos individuales y de organizaciones y movimientos sociales, incluso hasta el amanecer.
Por primera vez, en más de 200 años, el pueblo colombiano en su amplia expresión de diversidad (comunidades indígenas, afrodescendientes, mujeres, estudiantes, grupos LGTBIQ+, campesinos y otros sectores lograron una victoria en las urnas.
Colombia era el único país de Latinoamérica que nunca antes había tenido un gobierno de corte popular.
El llamado de Gustavo Petro y Francia Márquez es a lograr un Gran Acuerdo Nacional con todos quienes quieran incluirse para impulsar el cambio en el país, el cual significa poner fin a la violencia, avanzar en el desarrollo productivo, propiciar condiciones para la participación plena de la mujer en todas las esferas de la vida.
La propuesta comprende además garantizar los derechos de los jóvenes a los estudios, de la población en general a la salud, la defensa del medio ambiente, entre otros, pero todos los cambios tendrán como eje transversal el cumplimiento integral del Acuerdo de Paz.
Esta semana, Petro y Francia Márquez recibieron la credencial que los acredita como presidente y vicepresidenta electos.
En ese escenario, ambos comenzaron sus labores de empalme o transición junto al presidente saliente, Iván Duque, y la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, hacia la toma de posesión del venidero 7 de agosto.
Petro dialogó en los últimos días con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para la apertura de la frontera común y el reinicio del comercio en esa zona; conversó también con el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden.
Además platicó con el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, y con el alto representante de la Unión Europea para política exterior y asuntos de seguridad, Josep Borell.
Por otro lado, esta semana tuvo lugar la audiencia de reconocimiento de los secuestros cometidos por las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) ante la justicia transicional.
A pesar de las historias dolorosas y desgarradoras de las víctimas de este tipo delitos considerado de lesa humanidad, diplomáticos, organismos internacionales como la ONU, políticos y personas comunes, coincidieron en asegurar que Colombia dio un nuevo paso hacia la paz. Durante tres jornadas, las víctimas de secuestros o familiares expusieron sus historias vividas en el cautiverio ante el último secretariado de las antiguas FARC-EP.
Rodrigo Londoño, Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Jaime Alberto Parra, Julián Gallo y Rodrigo Granda reconocieron los actos cometidos por la guerrilla, solicitaron perdón a las víctimas y aseguraron que harán todo lo que esté a su alcance para resarcir o reparar a las víctimas y nunca más repetir tales acciones.
oda/otf