La medida fue acordada por el Consejo Nacional Ampliado de ese conglomerado de organizaciones sindicales, que contó con la participación de unos 200 dirigentes obreros de todo el país.
En esta ocasión la protesta tiene entre sus principales reivindicaciones exigir al gobierno la aprobación de una renta básica de emergencia de 500 mil pesos (unos 700 dólares al cambio actual) y congelar los precios de los alimentos, que subieron mucho en los últimos meses.
Estas medidas, señalan los sindicalistas, permitirían que millones de familias chilenas puedan enfrentar las prolongadas cuarentenas a que están sometidas a causa de la pandemia de Covid-19 y evitar tener que salir a trabajar para buscar el sustento diario.
Asimismo, exigen el establecimiento de un salario mínimo de 500 mil pesos que supere la línea de la pobreza.
Los participantes en el pleno rechazaron también el reciente nombramiento del exdiputado de derecha Patricio Melero como ministro del Trabajo y Previsión Social, a quien no reconocen como interlocutor válido para cualquier negociación.
Ello responde, señalaron, a que el nuevo titular tuvo una activa participación en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), muestra una postura contraria a los intereses de los trabajadores y de justificación a las violaciones de los derechos humanos en el país.
Se prevé que la huelga se exprese en múltiples acciones, desde la inasistencia a las actividades laborales presenciales y el teletrabajo, hasta cacerolazos y todo tipo de actividades que demuestren el descontento de la población, dijo Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT.
Explicó que a causa de la grave situación sanitaria no convocaron a manifestaciones o marchas porque ‘debemos cuidar las medidas sanitarias, no queremos exponer la vida, la salud o la integridad de ninguna persona, pero no podemos seguir soportando todo el peso de la crisis’.
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