Boisvert dijo a una radio local que el actual subsidio cuesta al estado más de nueve mil millones de gourdes al mes (poco más de 80 millones de dólares), lo cual resulta “insostenible” para el erario público, aseguró.
Sin indicar una fecha concreta el funcionario se refirió a un ajuste gradual de los precios en el surtidor “en el momento adecuado”.
Esta sería la segunda alza desde diciembre, cuando el Gobierno incrementó hasta un 115 por ciento los costos minoristas del diésel, la gasolina y el queroseno, y aseguró que la medida permitiría costear gastos sociales y de seguridad.
En ese entonces las autoridades explicaron la necesidad de retirar los subsidios y hacer cumplir la ley vigente desde 1995 que establece un ajuste de los precios de acorde con el mercado internacional.
El aumento también debería disminuir los tiempos entre periodos de crisis, pero seis meses después los detractores señalan que la situación es aún peor, pues el país experimenta racionamientos casi todos los meses, mientras florece el mercado informal.
Por su parte, los privados que ahora gestionan la importación y distribución de los carburantes culparon a la crisis mundial generada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, así como el alza del rubro en el mercado internacional.
Los sindicalistas, en cambio, sugirieron que las periódicas crisis que enfrenta el país son artificiales y llamaron al Gobierno a retomar el control del sector.
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