Por María Julia Mayoral
Corresponsal jefa de Prensa Latina en Angola
En la segunda Cumbre de los Océanos, convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente João Lourenço aseguró que el país abraza los conceptos de la llamada economía azul para el uso racional de los recursos marinos.
Por los nexos con el océano Atlántico, afirmó, Angola está obligada a desarrollar iniciativas y a buscar soluciones que contribuyan al propósito mundial de evitar la degradación de los espacios acuáticos y la consiguiente pérdida de biodiversidad.
Según explicó, el ejecutivo está interesado en ampliar los límites de la Zona Económica Exclusiva en el Atlántico, por lo que las autoridades realizan gestiones ante la comisión competente de las Naciones Unidas.
El Plan de Desarrollo Nacional 2018-2022 señala que la demarcación cubre 518 mil 433 kilómetros cuadrados y se caracteriza por una rica biodiversidad marina y costera.
Este hecho, apunta el documento, da lugar a mayores responsabilidades en la preservación del entorno marino y en la adopción de medidas correctivas encaminadas a mitigar los daños ambientales.
Además, resulta un escenario complejo debido a la multiplicidad de actividades: desde las prospecciones y extracciones petroleras, la pesca, la navegación y el turismo, hasta las prácticas deportivas, sopesa el análisis.
Al decir de Lourenço, otra prioridad es la preservación de los humedales, en particular, de los manglares mediante campañas de reforestación, como la realizada en 2021, que permitió sembrar un millón de plántulas en ocho meses, con la ayuda de jóvenes y organizaciones ambientalistas.
La ministra de Estado para el Área Social en Angola, Carolina Cerqueira, exhortó en el foro de ONU a no perder de vista las circunstancias y las vulnerabilidades específicas de los países pobres, cuando se aboga por la economía azul.
Los pequeños estados insulares y los menos adelantados están en desventaja por las dificultades en el acceso al financiamiento, la dotación de tecnología y la creación de capacidades endógenas de gestión ambiental, juzgó.
POR UNA EXPLOTACIÓN SOSTENIBLE
A escala global, los océanos proporcionan alimentos, recursos energéticos, ocio, regulación climática, captura de carbono y biodiversidad, recordó Cerqueira, al abogar por una explotación sostenible sin obviar los principios de equidad e inclusión social.
En el caso de Angola, la estrategia del mar, suscrita recientemente, constituye uno de los principales instrumentos para promover la sostenibilidad, dijo la funcionaria.
El camino hacia la economía azul, aseveró, depende de las prioridades de los estados, “aunque existen acciones comunes capaces de traer respuestas globales en la gestión sostenible de los océanos”.
A juicio de Cerqueira, la pandemia de la Covid-19 constató las profundas interconexiones entre la salud humana y la del planeta, así como la necesidad de la cooperación internacional para responder a las amenazas y los riesgos comunes.
El azote la enfermedad puso de relieve, al mismo tiempo, la importancia de avanzar por el camino de la inversión en ciencia, capacitación, innovación y nuevas tecnologías, abundó.
En opinión de la ministra de Estado, la pesca resulta fundamental para la economía azul, pues representa uno de los principales referentes en la creación de empleo y la seguridad alimentaria.
Sin embargo, razonó, el sector deberá afrontar el reto de satisfacer la demanda e incrementar los beneficios económicos y sociales, sin acelerar la vulnerabilidad de las especies marinas y la degradación ambiental.
INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS E INNOVACIÓN
Para la experta Josefa Sacko, comisaria de la Unión Africana, la investigación científica debe ser la base de las políticas y la toma de decisiones, pero, “la innovación no siempre es tecnológica, también puede ser de carácter social”.
Comunidades costeras en África, comentó, están trabajando para reducir la pérdida de nutrientes y el desperdicio de alimentos de formas innovadoras. Sin embargo, acotó, sufren los efectos de los desechos plásticos masivos, lo cual debe merecer la atención de las herramientas tecnológicas.
De acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres, la situación podría catalogarse de “emergencia oceánica”, evaluando la magnitud de los estragos por el cambio climático y la contaminación.
Al absorber alrededor de una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el agua del mar se ha vuelto ácida, en detrimento de las cadenas alimentarias acuáticas y la capacidad de los ecosistemas marinos para absorber carbono, recordó.
Estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente alertan que la cantidad de plástico continúa en ascenso: es como arrojar al mar un camión de basura a cada minuto. Mientras la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico calcula el posible incremento hasta mil millones de toneladas para 2060, de mantenerse las tendencias actuales.
Bajo el lema «Salvar los océanos, proteger el futuro», la conferencia de ONU sesionó en Lisboa, la capital de Portugal, del 27 de junio al 1 de julio, con delegaciones de 159 países.
arb/mjm