España encabeza el listado con mayor número de enfermos, dos mil 34, precisó la fuente de conjunto con la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Luego le siguen Reino Unido, Alemania, Francia, Países Bajos, Portugal, Italia, Bélgica, Suiza, Israel, Austria, Irlanda, Suecia, Noruega, Dinamarca, Hungría, Polonia y Eslovenia.
Continúan Rumanía, Finlandia, Grecia, Chequia, Malta, Islandia, Luxemburgo, Gibraltar, Bulgaria, Croacia, Estonia, Letonia, Georgia, Rusia, Serbia, Eslovaquia y Turquía.
Hasta momento 183 personas necesitaron ingresar en hospitales, tres fueron atendidos en terapia intensiva y 23 son trabajadores de la salud.
La mayoría de los casos en Europa tienen entre 31 y 40 años de edad, y pertenecen al sexo masculino.
Hasta la fecha, la presentación clínica de los casos de viruela del simio asociados con este brote es variable. Muchos casos en este brote no se presentan con el cuadro clínico descrito clásicamente para la viruela del simio (fiebre, ganglios linfáticos inflamados, seguidos de una erupción centrífuga en evolución).
Las características atípicas descritas incluyen presentación de solo unas pocas o incluso de una sola lesión, lesiones que comienzan en el área genital o perineal/perianal y no se extienden más.
“La presentación clínica generalmente se describe de leve y la mayoría de los casos tienen lesiones en los genitales o en el área perigenital, lo que indica que la transmisión probablemente ocurrió por contacto físico cercano durante las actividades sexuales”, subraya el informe del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La etapa de incubación de la viruela del mono suele ser de seis a 13 días, si bien puede oscilar entre cinco y 21 días, y lo más importante es que afecta a cualquier ser humano.
Dicha enfermedad es una zoonosis viral, endémica de zonas remotas de África central y occidental, que produce síntomas parecidos a los observados en la viruela humana en el pasado, aunque con manifestaciones menos severas, especificó la Organización Mundial de la Salud.
La infección se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales contagiados y todavía no existen tratamientos ni vacunas específicas contra la afección.
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