Wickremesinghe, quien fungió como mandatario interino del país durante una semana, ganó las elecciones celebradas mediante el voto secreto de los diputados en el Legislativo de 225 miembros.
Esta fue la primera vez en la historia de Sri Lanka que se llevó a cabo una votación en el Parlamento para elegir un presidente sucesor, luego que Gotabaya Rajapaksa dejó vacante el puesto tras su dimisión el pasado 14 de julio.
Aunque hubo una experiencia previa de elección de un jefe de Estado por el órgano legislativo en Sri Lanka, cuando en 1993 tras el asesinato del presidente Ranasinghe Premadasa, DB Wijetunga fue escogido para el resto del mandato por unanimidad y sin necesidad de votación.
Las anteriores elecciones presidenciales en Sri Lanka fueron todas resultado del sufragio popular.
El último mandatario, Gotobaya Rajapaksa, huyó del país y renunció al puesto tras las multitudinarias protestas por la mala gestión de su gobierno, que llevó a la nación insular de 22 millones de habitantes a su peor crisis económica desde la independencia del Reino Unido.
El nuevo jefe de Estado recibió 134 votos mientras su rival más cercano, el político de izquierda Dullus Alahapperuma obtuvo 82 papeletas, de entre los 223 legisladores que participaron en el sufragio.
Cuatro boletas resultaron anuladas y dos votantes se abstuvieron de emitirlas.
El tercer aspirante al cargo, el líder del partido izquierdista Janatha Vimukthi Peramuna, Anura Kumara Dissanayake, conquistó solamente tres votos.
Poco después de la elección de Ranil Wickremesinghe, los manifestantes salieron a las calles para expresar que no lo aceptan como presidente.
La semana pasada los manifestantes incendiaron su casa privada y también asaltaron su oficina en Colombo en protestas para demandar su renuncia como primer ministro.
Tras las votaciones, Ranil Wickremesinghe fungirá como octavo presidente de Sri Lanka durante el periodo restante del depuesto Rajapaksa, hasta noviembre de 2024.
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