El evento, en el cual participaron representantes de 22 países, formó parte de las reuniones programadas por la Secretaría Pro Tempore de la Conferencia Iberoamericana que ostenta este país, previo a la XXVIII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno a celebrarse en 2023.
En los dos días de sesiones el cónclave reafirmó el compromiso de los presentes de hacer los mayores esfuerzos para cambiar el curso de la historia de la humanidad hacia un mundo resiliente, donde todos puedan prosperar y tener oportunidades.
Según el ministro de Medio Ambiente dominicano, Miguel Ceara, lo anterior podría suponer un coste económico de alrededor de 100 mil millones de dólares al año para 2050 y se estima que la inversión total para adaptarse a los efectos climáticos son sólo una cuarta o sexta parte de los costes anuales de estos impactos.
La conferencia fue clausurada por el presidente de Dominicana, Luis Abinader, quien invitó a la comunidad internacional a ser ambiciosa en cuanto a objetivos medioambientales y mostró su convencimiento de que “la recuperación de nuestras economías debe ser una recuperación verde”.
Bajo el lema Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible, los participantes abordaron temas como el financiamiento climático, economía azul o economía para los océanos, cambio de modelo de desarrollo económico a economía basada en la naturaleza y reducción de la contaminación por plásticos.
Y resaltaron las líneas de acción prioritarias en materia medioambiental, así como la decisión de avanzar en la construcción conjunta de un documento político de consenso para la Cumbre, el cual será adoptado por los Jefes de Estado y de Gobierno.
Finalmente, fue acordada la elaboración de una Carta Ambiental Iberoamericana para ser vista en la Cumbre Iberoamericana y una declaración la cual incluyó, entre otros aspectos, el compromiso reforzado con el Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático y sus impactos.
Además, avanzar en los diálogos para el establecimiento de metas como la de alcanzar la neutralidad de carbono a mediados de siglo o la protección del 30 por ciento de territorios para detener la pérdida de biodiversidad, y consolidar la dimensión medioambiental y la lucha contra el cambio climático.
oda/ema