De acuerdo con la Oficina Europea de Estadística, conocida como Eurostat, a pesar de esta leve disminución los niveles se mantienen elevados en comparación con la eurozona, que en igual periodo alcanzó un 8,9 por ciento, su máximo histórico.
El periódico ateniense Kathimerini señaló a la reducción del precio de los combustibles y los continuos subsidios en las facturas de luz y gas natural como las principales causas de este respiro, sin embargo, precisó que en las próximas semanas debe ocurrir una nueva subida de precios.
Ello se debe a que los costos de producción continúan aumentando, un asunto que debe incidir en la expansión gradual de la inflación a toda la economía, y no solo a la energía y los alimentos.
A esta circunstancia se une el debilitamiento del euro, lo cual provoca una aceleración de la inflación importada.
Grecia tuvo en julio la séptima tasa de inflación más alta de la eurozona, una lista que estuvo encabezada por Estonia (22,7 por ciento).
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