A través de un comunicado, la cancillería libanesa expresó al bloque europeo que el 80 por ciento de los libaneses viven por debajo del umbral de la pobreza debido a múltiples factores, entre ellos el éxodo masivo de refugiados.
El texto puntualizó que Líbano ya no puede seguir utilizando los métodos tradicionales para mantener a los desplazados en zonas de residencia, en lugar de buscar formas de devolverlos a sus hogares de manera digna, gradual y segura.
Como resultado del agravamiento de la crisis, los grupos económicos más vulnerables de los libaneses comenzaron a competir por los servicios y los limitados recursos alimentarios proporcionados a los ciudadanos sirios y palestinos en el territorio nacional, acotó.
El ministerio abogó por la cooperación, consulta y diálogo para desarrollar un mapa que permita el regreso de las pobladores sirios, desplazados de sus tierras desde 2011.
Ha pasado más de una década desde la presencia de los sirios en Líbano y la mayoría de ellos son refugiados económicos que reciben ayuda internacional directa y selectiva sin pasar por las autoridades oficiales libanesas, remarcó.
Dificultad para pagar la electricidad, el agua, la educación, la salud y la alimentación provocan un aumento exponencial en los riesgos de protección y extrema pobreza para los refugiados en Líbano, según reportes de Naciones Unidas.
A mediados de junio pasado, el organismo multilateral asignó 16 millones de dólares para aliviar las condiciones de vida en Líbano con una contribución monetaria del 65 por ciento dirigida a los nacionales, el 31 por ciento a los sirios y la cantidad restante a los inmigrantes y palestinos.
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