Como ocurre desde 1947, la ocasión devino tribuna para condenar la existencia de armas nucleares y abogar por un mundo sin guerras.
El primer ministro, Fumio Kishida, invitados internacionales de unos 99 países, entre ellos el secretario general de la ONU, António Guterres, sobrevivientes del desastre nuclear y familiares de los difuntos hibakushas (víctimas del bombardeo) asistieron al acto conmemorativo celebrado en el Parque Memorial de la Paz de la prefectura nipona.
“Tres cuartos de siglo después, debemos preguntarnos qué hemos aprendido de la nube en forma de hongo que se elevó sobre esta ciudad en 1945”, declaró Guterres.
El alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, leyó una declaración que rechaza el concepto de disuasión nuclear para mantener la paz universal.
“Sobre la base de la experiencia, estas acciones van en contra de la determinación de la humanidad de aspirar a un mundo libre de armas nucleares”, recalcó.
El texto en la voz de Matsui subrayó que Hiroshima promoverá siempre una cultura de paz contrapuesta a todas las formas de violencia. En este sentido, cooperará con otras ciudades que compartan el mismo objetivo.
A las 8:15, hora local, momento exacto en el que en 1945 la bomba atómica cayó sobre la ciudad, los cerca de tres mil 200 participantes de la ceremonia escucharon la campana de la paz y guardaron un minuto de silencio por la memoria de los caídos.
Sobre el cenotafio del mausoleo se colocó un listado actualizado con los nombres de 333 mil 907 personas fallecidas como consecuencia de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, así como otra relación con los cuatro mil 978 hibakushas cuyos decesos se registraron en los últimos 12 meses.
car/lcp