En su primera entrevista al frente de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Latinoamérica y el Caribe, el funcionario destacó que la capacidad del desarrollo de una región es la combinación de la acción de sus países, con el apoyo de los privados, de la sociedad civil y las universidades.
Lubetkin recordó que el hambre se elevó en 2021 hasta afectar a 56,5 millones de personas -el 8,6 por ciento de la población regional- cuatro millones más que en 2020, cuando por la Covid-19 las cifras dieron su mayor salto en 20 años.
Frente a los efectos de la pandemia, de la guerra de Ucrania, el escenario inflacionario y el impacto del cambio climático es necesario establecer acuerdos y materializar cambios, advirtió el directivo de la FAO.
En su opinión «el semáforo del hambre en la región está amarillo fuerte, los márgenes se achican, los números van a contrasentido de los objetivos y los riesgos crecen cada día, situación que no es irreversible si se conjugan una serie de elementos».
Lubetkin destacó que el cambio climático es el principal reto a escala global y señaló que sus efectos van a ser más notorios sobre los pequeños y medianos agricultores, además de los sectores más humildes y peor preparados.
Para enfrentarlo, se debe modificar el sistema agroalimentario y así garantizar sostenibilidad y resiliencia, algo que afecta a todo el proceso, desde que se planta la semilla, el control de calidad, la venta del producto, transporte y la comercialización, acotó.
Lubetkin llamó a colaborar, a compartir conocimientos y estrategias y poner el foco en aquellos países con las cifras más preocupantes, como Haití donde un 47,2 por ciento de las personas está en situación de hambre.
América Latina y el Caribe, la región más desigual del mundo, concentra el 7,4 por ciento de la población mundial que pasa hambre, recordó el funcionario.
El último informe de FAO sugiere que el número de personas desnutridas este año podría aumentar en el mundo entre 7,6 millones y 13,1 millones de personas a consecuencia de este conflicto.
Para América Latina y el Caribe, al 2022 esto significaría un incremento de entre 350 mil y 640 mil habitantes, dependiendo de la gravedad y del futuro del conflicto en Ucrania.
Aun así, Lubetkin se mostró esperanzado porque en su opinión la esta región tiene instrumentos y oportunidades como pocas otras en el mundo.
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