Ello en medio de un recrudecimiento de la crisis de inseguridad que limita la actividad económica y promovió la huida de muchos actores que actualmente invierten en la diáspora.
El pasado mayo Grégory Brandt, presidente de la cámara franco-haitiana de comercio e industria, aseguró que en el año fiscal 2021-2022, los haitianos invirtieron 250 millones de dólares en la vecina República Dominicana, muchas veces con el costo de cerrar sus empresas en el país de origen.
Para el economista Enomy Germain, la actual contracción económica de cuatro años consecutivos no se observaba en el país desde 1968.
El Gobierno previó tras la adopción de un presupuesto nacional un modesto crecimiento del 0,3 por ciento que permitiría un leve repunte de la economía y un nivel ejecutable de inversión pública, sin embargo, por el momento no sucedió.
El también economista y director del grupo Crecimiento, Kesner Pharel, indicó que la contracción del PIB refuerza la situación de pobreza y pobreza extrema en el país caribeño que no veía un decrecimiento continuo de su economía desde el embargo impuesto entre 1991 y 1994, durante la administración militar de Raoul Cedras.
Los expertos coinciden en que la actual situación de violencia y la falta de un acuerdo político entre las fuerzas nacionales continuarán afectando el desarrollo económico.
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