Sustentada en la generación de ideas y conocimientos, la cultura representa uno de los pilares de esta área de la economía, de ahí el interés de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en promoverla.
Para el ente multilateral, destacan entre los principios dirigidos a impulsarla la transformación digital, la remuneración equitativa, los derechos económicos y sociales de los profesionales de la cultura y el trabajo integrado.
El subdirector general de la Unesco para la Cultura, Ernesto Ottone, resaltó en una reciente entrevista con Prensa Latina el aporte de las industrias culturales y creativas al progreso humano, demostrado en campos que van desde la producción audiovisual y las artes escénicas hasta la arquitectura, el diseño y la publicidad.
Según la organización, este sector específico contribuye con al menos un tres por ciento del Producto Interno Bruto mundial, genera 2,25 billones de dólares y emplea a 30 millones de personas.
La importancia de priorizarlo también está dada por el severo impacto que sufrió durante la pandemia de la Covid-19, uno de los más golpeados, y las mujeres llevándose la peor parte, explicó Ottone, quien reiteró el compromiso de la Unesco con la igualdad de género como una de sus acciones privilegiadas.
Los confinamientos, los toques de queda, los cierres de espacios culturales y de recreación y otras restricciones establecidas para frenar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2 afectaron a artistas, promotores, pequeñas empresas y otros actores.
El subdirector general de la Unesco adelantó que las industrias culturales y creativas serán un tema de debate en la tercera Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (Mondiacult), prevista del 28 al 30 de septiembre en México.
De acuerdo con Ottone, el foro representará una oportunidad de revisar y adaptar las líneas de acción a los desafíos de nuestro tiempo, sin esperar del mismo nuevos instrumentos normativos y sí el fortalecimiento de la cooperación ante los retos comunes y la contribución al desarrollo.
Industrias culturales y creativas, un motor del desarrollo
Como centro del proceso de estímulo de la economía creativa está el ser humano, de ahí la urgencia de actualizar mecanismos de protección y apoyo a los artistas por los Estados y las instituciones, una cuestión que tendrá espacio en Mondiacult-2022, reunión ministerial con los antecedentes de las celebradas en el propio México en 1982 y en Estocolmo, Suecia, en 1998.
La recomendación de 1980 de la Unesco sobre la condición del artista no experimentó cambios desde entones, una necesidad de actualización evidenciada por la pandemia, subrayó.
CONCEPTOS
La embajadora de Cuba ante la Unesco, Yahima Esquivel, consideró vital para analizar el papel de la cultura en este sector y su aporte al desarrollo sostenible, asumir el concepto planteado desde 2001 por la organización multilateral.
Como cultura se definió entonces al conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social, lo cual incluye además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales y los sistemas de valores, creencias y tradiciones.´
En ese sentido la diplomática expuso que a partir de este concepto, la Agenda 2030 de la ONU reconoce a la cultura como un motor fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible.
Respecto a la definición de las economías creativas y las industrias culturales, recordó que la Unesco las caracteriza como los sectores de la actividad organizada dedicados a la producción o la reproducción, la promoción, la difusión o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.
Asimismo, destacó que tienen un ciclo de cinco etapas principales: la creación de las ideas y los contenidos, una suerte de punto de origen; la producción; la difusión, que en tiempos actuales se da con mucha fuerza en el entorno digital; la exhibición, la recepción y la transmisión; y el consumo.
RED DE CIUDADES CREATIVAS
En 2004, la Unesco fundó la Red de Ciudades Creativas, un mecanismo clave en su visión de hacer de la cultura un motor del desarrollo sostenible.
La iniciativa promueve la cooperación hacia y entre las ciudades que identifiquen la creatividad como factor estratégico de ese progreso en el contexto urbano.
A finales del año pasado, 49 ciudades de varios continentes fueron incorporadas, para llegar a 295 urbes de 90 países inscritas en el movimiento.
La artesanía, el cine, el diseño, la gastronomía, la literatura, la música y las artes digitales constituyen las categorías que caracterizan la red.
De acuerdo con la Unesco, la incorporación representa un reconocimiento al compromiso de las ciudades de poner la cultura y la creatividad en el corazón del desarrollo, y de compartir conocimientos y buenas prácticas.
“Debemos desarrollar un nuevo modelo urbano en cada ciudad, con sus arquitectos, encargados de planeamiento, paisajistas y ciudadanos”, declaró la directora general de la organización especializada de la ONU, Audrey Azoulay.
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