Dueña de una voz y ritmo singular, la cantante labró su camino hacia la cima del pentagrama sonoro de la mayor de las Antillas, al cultivar un estilo distintivo dentro de la música afrocubana, con un repertorio de guarachas, rumbas, afros, pregones, boleros, romanzas y otros géneros.
La Única” –como la nombró el pueblo de la nación caribeña- permanece viva en las notas de clásicos como El Manisero, Ay Mamá Inés, El cafetal o Cecilia Valdés, piezas compuestas exclusivamente para su voz por Moisés Simons, Eliseo Grenet, Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig, respectivamente.
Su maestría se hizo patente en el teatro, la radio, el cine y la televisión, que acogieron sus presentaciones dentro y fuera de Cuba hasta coronarla con los elogios de la crítica especializada, ovaciones del público y el respeto de artistas de todo el orbe.
Así lo demostró la invitación de la vedette Josephine Baker, que fascinada por la Montaner la convidó a participar en uno de sus espectáculos, y recorrer escenarios de Estados Unidos, España, Argentina, Venezuela y México.
Primera voz femenina de la radio cubana, la Montaner colaboró con prestigiosas figuras de la cultura de la isla y otros países, hasta su muerte a los 62 años cuando el cáncer se robó poco a poco su voz.
Destacada por su destreza como cantante de arte lírico, sobresalió, además, como actriz de cine, al aparecer en la gran pantalla en cintas como El romance del palmar (1938), Sucedió en La Habana y María La O, así como producciones del séptimo arte en México.
Con una esmerada educación en piano, gran carácter y una entrega indiscutible a las artes en general, su impronta trascendió las fronteras nacionales por su talento extraordinario basado en la versatilidad para moverse por los distintos géneros de la música cubana.
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