A una pregunta al respecto en su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, el mandatario mexicano dijo que no le preocupa la demanda de su vecino de imponer un panel de solución de conflictos y solicitar una consulta sobre la reforma energética que aplica México contra la anterior del expresidente Enrique Peña Nieto favorable al capital extranjero.
Realmente, dijo, no hay razones para esa actitud ni para esa consulta y al parecer no se informó bien al gobierno de Estados Unidos lo que hemos estado haciendo, expresó.
Explicó que llevaron a cabo desde 15 días antes de la solicitud de consultas una reunión con empresarios, se vio caso por caso durante dos semanas con 18 empresas el tema, una hora y media por empresa, con todo el gabinete y el embajador estadounidense, y se resolvieron la mayor parte de los asuntos.
Además, agregó, hicieron compromisos de inversión por 25 mil millones de dólares y en estos momentos ya se están firmando los contratos. También examinaron el contrabando de combustibles y se llegó al acuerdo de suspender las denuncias de México con el compromiso de que eliminaran esas malas prácticas y aceptaron.
Recordó que luego él se entrevistó con Biden en la Casa Blanca y el tema no surgió, y tampoco en una amplia reunión empresarial al día siguiente. Pero luego viene la consulta majadera en un tono soberbio, de prepotencia y elogiando la reforma de Peña Nieto que fue un desastre para el país.
¿Con qué derecho pueden ellos decidir cómo van a ser las leyes en otro país?, se preguntó López Obrador. Es como si yo le exigiera al congreso de Estados Unidos que cumpla dar nacionalidad a los mexicanos que llevan años allá aportando a su economía y si no lo hacen los llevo a la ONU, afirmó.
Recordó que hubo un acuerdo en el T-MEC de que todo lo relacionado con la energía es una responsabilidad exclusiva de la nación, de nuestras leyes y somos quienes tenemos su dominio.
Aclaró que hay una variable muy importante a tomar en cuenta y es que los tiempos han cambiado y México y Estados Unidos se necesitan mutuamente y es difícil que la economía de Estados Unidos marche bien y cumpla sus propósitos sin la participación de México.
Ya no es el tiempo de antes, ahora si no hay automóviles construidos en México al consumidor estadounidense le costaría muchísimo más comprar un vehículo porque hay una integración económica fuerte en la que nos complementamos en lo productivo y lo laboral, dentro de una política de buna voluntad.
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