El límite tarifario, que desde ahora se fijará cada tres meses, tiene como objetivo proteger a los consumidores de las alzas a corto plazo, pero para nadie es un secreto que en esta ocasión supondrá un fuerte golpe para los bolsillos de millones de británicos.
Según los pronósticos, el nuevo precio que fijará la Ofgem rondará las tres mil 400 libras esterlinas anuales (más de cuatro mil 300 dólares), lo que representaría un incremento del 80 por ciento con respecto al tope vigente desde abril pasado.
En opinión de Peter Smith, de la Agencia Nacional de Energía, la nueva cifra, cualquiera que sea, representará un puñetazo en el estómago para millones de hogares británicos obligados a lidiar a diario con la crisis del costo de la vida.
Es algo sencillamente inasequible, y va empujar a muchas personas hacia la pobreza energética, lo cual significa miseria, viviendas sin calefacción y deudas, aseveró el experto.
El tanque pensante británico Resolution Foundation advirtió la víspera que la nueva alza de la tarifa eléctrica tendrá un impacto catastrófico para millones de hogares en el Reino Unido.
Se avecina una catástrofe, porque el incremento de la factura energética causará daños físicos y financieros a las familias a lo largo del país, afirmó el economista Jonathan Marshall, coautor de un estudio publicado por la institución.
De acuerdo con la Resolution Foundation, para evitar que miles de personas queden sin electricidad en el invierno, y que millones más acumulen atrasos inmanejables, el gobierno debería congelar el precio de la tarifa, e imponer un impuesto solidario de una libra esterlina a quienes devengan salarios más altos.
También propuso rebajar un 30 por ciento de la tarifa para los hogares con ingresos por debajo de las 25 mil libras anuales (unos 30 mil dólares).
La propuesta del tanque pensante tiene puntos en común con la enunciada la semana pasada por el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, quien abogó por mantener el tope de la tarifa energética fijado en abril pasado (mil 971 libras, unos dos mil 400 dólares).
Según Starmer, la aplicación de un impuesto extra sobre las enormes ganancias que obtienen las trasnacionales petroleras y gasíferas ayudaría a reducir el impacto de la crisis del costo de la vida sobre millones de británicos.
Para conocer cualquier decisión gubernamental al respecto, habrá que esperar por la elección del sustituto del dimitente primer ministro Boris Johnson, cuyo nombre se conocerá el 5 de septiembre próximo.
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