Sri Lanka, un país normalmente conocido por su rápido crecimiento económico y el auge del turismo, experimenta su peor crisis desde la independencia en 1948, mientras las familias se saltan las comidas habituales pues los alimentos básicos son inasequibles, reflejó el portal Ada Derana. Los niños se van a la cama con hambre, sin saber de dónde saldrá su próxima comida, en una nación con la segunda tasa más alta de desnutrición aguda grave de Asia meridional, apuntó el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Casi la mitad de los niños esrilankeses necesitan algún tipo de ayuda de emergencia, al tiempo que la educación de 4,8 millones de pequeños, gravemente obstaculizada por dos años de aprendizaje interrumpido, está en peligro.
La educación de los niños se ve obstaculizada de muchas maneras, pues ya no reciben la comida caliente y nutritiva que solían tener antes de la crisis, carecen de artículos de papelería básicos y sus maestros tienen dificultades con el transporte, señaló.
El representante de esta agencia especializada de la ONU llamó la atención sobre los informes del aumento de los abusos, la explotación y la violencia contra los menores debido a la creciente presión económica.
Los niños tienen que estar en el centro de la solución mientras el país trabaja para resolver la crisis, comentó.
Debe garantizarse la continuidad del aprendizaje para las niñas y los niños de todas las edades, de modo que puedan prepararse para su futuro y estén protegidos de las amenazas del trabajo infantil, la explotación y la violencia de género.
Hay que dar prioridad a los servicios sanitarios centrales y primarios, para proteger a las mujeres y a los niños de las enfermedades y la desnutrición.
La aguda precariedad económica y la inflación en todo el sur de Asia están a punto de amenazar aún más la vida de los niños, en una región que alberga una quinta parte de los pobres extremos del mundo y gravemente afectada por la Covid-19.
Si no actuamos ahora para proteger a los niños contra los peores efectos de la recesión económica mundial, los infantes de la región más poblada del mundo se verán sumidos aún más en la pobreza, y su salud, nutrición, aprendizaje y seguridad se verán comprometidos, resaltó Laryea-Adjei. mem/abm