Recientemente, el ministro de Salud, Mansukh Mandaviya, proporcionó estadísticas al Parlamento sobre la prevalencia de la anemia en niños de seis meses a cinco años en cada estado del país.
La prevalencia actual entre los niños es del 67,1 por ciento, un aumento de más de nueve puntos porcentuales en comparación con la cifra de la investigación anterior.
Nueva Delhi puso en marcha programas como Anaemia Mukt Bharat, Poshan Abhiyan y el plan de comidas del mediodía a través de varios ministerios para abordar la desnutrición entre los infantes, adolescentes y mujeres en edad reproductiva.
También, el Ministerio de Desarrollo de la Mujer y el Niño gestiona los Servicios Integrados de Desarrollo Infantil, iniciados en 1975, para mejorar la nutrición y la salud de los menores.
La Organización Mundial de la Salud define la anemia como la ausencia de glóbulos rojos, o un bajo contenido de hemoglobina, que hace que la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a todo el cuerpo descienda por debajo de un valor límite determinado.
El hierro es parte crucial de la hemoglobina y los expertos entienden que su carencia es responsable de la mitad de las anemias en el mundo.
En tanto, el paludismo, otros helmintos, las insuficiencias alimentarias, las infecciones de larga duración y los trastornos hereditarios también pueden causar anemia.
India avanzó mucho en la mejora de la salud y el bienestar de sus ciudadanos tras la independencia, pero esta mejoría es desigual y hay una gran variedad en las tasas de morbilidad y mortalidad, así como en el estado de salud en función de la casta, la clase, el género y la ubicación geográfica.
La anemia dificulta el desarrollo cognitivo, ralentiza el crecimiento y aumenta la morbilidad relacionada con las infecciones y su incidencia aumentó en casi todos los estados indios y se volvió más común no sólo entre los niños sino en personas de todas las edades.
Su prevalencia entre las mujeres embarazadas aumentó 1,8 puntos porcentuales y entre las demás féminas en cuatro puntos porcentuales.
Los datos revelan que los principales determinantes de la anemia son la ingesta nutricional de los niños y las madres durante el embarazo, la educación de las mamás, los ingresos, la casta y la disponibilidad de servicios sanitarios.
Además, la probabilidad de anemia grave entre las mujeres de los grupos de ingresos más pobres y pertenecientes a grupos de «castas registradas» es más de cuatro veces mayor que entre las del grupo de ingresos más ricos y pertenecientes a «castas altas».
Los responsables políticos pretenden reducir la carga de anemia en los niños del 58 por ciento en 2016 al 40 en 2022, y del 50 al 32 entre las mujeres embarazadas.
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