La Unión Europea (UE) se propone desvincular los precios de la electricidad de los del gas para tratar de frenar el dramático aumento en las facturas, con una compleja reforma del mercado que se torna imperiosa por el conflicto en Ucrania, comentaron economistas.
En ese sentido recuerdan que la iniciativa, en un bloque formado por 27 países que tienen fuentes y necesidades energéticas diferentes, será un proceso difícil necesitado de negociaciones políticas, aunque el tiempo apremia por la proximidad del invierno boreal.
A diferencia del gas, la electricidad no se puede almacenar, y por ello la producción y el consumo deben estar equilibrados en todo momento.
En el mercado común europeo de electricidad, es el precio de costo de la última fuente de electricidad movilizada para satisfacer la demanda -a menudo centrales movidas a gas- lo que determina el precio impuesto a todos los operadores.
Este modelo se diseñó hace veinte años, cuando los precios de las energías renovables eran elevados, mientras que el gas seguía barato con una gran flexibilidad para las centrales térmicas.
Sin embargo, la situación se modificó en forma drástica, pues el costo de las energías renovables se desplomó con el tiempo, pero el precio del gas aumentó considerablemente.
El último golpe fue el súbito aumento en el precio del gas como consecuencia del problema bélico en Ucrania y la drástica disminución de las entregas de gas ruso a Europa.
En ese escenario el precio de la electricidad se disparó y el valor de los contratos para entrega en 2023 alcanzaron hace una semana en Alemania los 950 euros por megavatios/hora, y en Francia rozaron los mil 300 euros (el año pasado ese precio era de 85 euros).
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