Es la política correcta “que hemos estado liderando en el último año”, expresó Lapid durante una reunión esta mañana del gabinete, reportó la versión electrónica del diario The Jerusalem Post.
No obstante, el jefe de gobierno señaló que esa estrategia debe aplicarse sin crear una crisis entre Tel Aviv y Washington, estrechos aliados desde hace décadas.
El objetivo es “continuar la presión, sin causar una ruptura, presentar inteligencia creíble, ser parte del proceso sin destruir la relación especial con los Estados Unidos”, subrayó.
La Casa Blanca abandonó el pacto en 2015 durante la administración de Donald Trump, pero su sucesor Joe Biden negocia su regreso, lo cual critican las autoridades israelíes, quienes sistemáticamente amenazan con atacar las instalaciones nucleares iraníes.
Nos reservamos el derecho de adoptar medidas contra ese país para detener su programa nuclear si la comunidad internacional no lo hace, afirmó Bennett semanas atrás durante un encuentro con Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
En varias ocasiones tanto el ministro de Defensa, Benny Gantz, como el jefe de Estado Mayor del Ejército, general Aviv Kohavi, afirmaron que las Fuerzas Armadas desarrollan planes contra Irán.
El Gobierno aprobó en su último presupuesto nacional fondos adicionales para financiar el proyecto.
Las autoridades de Teherán aseguraron en reiteradas ocasiones que su programa tiene fines pacíficos con el objetivo de generar energía eléctrica, y advirtieron que responderán si son atacados.
Israel bombardeó en 1981 un reactor nuclear iraquí, acción que provocó duras críticas de la comunidad internacional y la aprobación de dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que condenaron la incursión.
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