Este sábado una columna de policías y militares fueron atacados en la zona de Nueva Concepción, Chalatenango por un grupo de pandilleros, los cuales escaparon ante la respuesta de los uniformados quienes desarrollaban un rastreo en la zona en busca de los terroristas.
Mauricio Arriaza Chicas, director de la Policía Nacional Civil (PNC) aseguró que para escapar de las autoridades esos grupos delincuenciales huyeron a las montañas pero antes recibieron entrenamiento para sobrevivir en campamentos clandestinos.
No obstante, uniformados de la policía y el ejército lograron capturar cientos de integrantes de las maras en las zonas rurales del país, en su mayoría, precisó la fuente, en campamentos en zonas montañosas.
Una preparación previa de esos grupos les permitió, incluso, emboscar a fuerzas gubernamentales aunque en esos enfrentamientos los uniformados mejor armados y entrenados hicieron huir a los delincuentes, muchos de ellos capturados.
Autoridades dijeron que al menos 200 campamentos fueron desmantelados y ocupadas armas de fuego, munición, droga y dinero en efectivo.
Según el ministro de Defensa, René Merino Monroy, en la estrategia del gobierno está mantener un continuo patrullaje en zonas rurales, especialmente en áreas montañosas, donde las maras pierden cada vez mas influencia.
Desde que se aplicó el estado de excepción en marzo de este año más de 52 mil pandilleros fueron capturados y se desmantelaron más de un centenar de campamentos en áreas rurales.
Informes de prensa que citan declaraciones del presidente Nayib Bukele aseguran que las bandas de criminales intentan evolucionar usando tácticas de guerrillas.
Expertos aseguran que las pandillas están tratando de evolucionar hacia una guerrilla, ya que les es imposible enfrentarse a nuestros agentes y a nuestras tropas en las zonas urbanas, estimó el jefe de Estado en Twitter.
Entre la logística ocupada a las maras hay armas de guerra de uso exclusivo de la Fuerza Armada como fusiles M-16 y G-3, que eran subproductos de la contienda bélica, cargadores, municiones, uniformes policiales y militares viejos, ropa y zapatos.
Además en el marco del régimen de excepción fueron ocupados más de mil vehículos automotores que eran utilizados por los mareros que tenían algún nivel de jerarquía dentro de la organización criminal, incluso incorporados a cooperativas de transporte en la capital del país.
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