De la frase Ni una menos, que en esta tierra austral se extendió a toda América Latina al Ni una más, en Twitter y otras redes sociales el estupor y la rabia contenida por el asesinato de Úrsula Bahillo, en la localidad bonaerense de Rojas, enciende las alarmas de un flagelo cada vez más creciente.
La joven fue asesinada a puñaladas en el paraje rural de Guido Spano y el principal sospechoso es Matías Ezequiel Martínez, de 25 años, miembro de una fuerza de seguridad y expareja de la joven.
Con una convocatoria frente a la comisaría de esa localidad, cientos de personas y familiares de la joven denunciaron los hechos en una manifestación que terminó con la reacción de la policía con balas de goma.
El dolor acrecienta aún más al conocerse que Martínez hostigaba a la víctima desde hace meses y había sido denunciado por violencia de género en tanto la Justicia le había impuesto una orden de restricción el 5 de febrero, pero ayer la atacó tras una fuerte discusión.
‘Úrsula, 18 años. Había denunciado a su agresor, un policía. Tenia una perimetral. Tenía miedo. La mataron. Reprimieron a la gente que fue a pedir justicia, estamos pidiendo justicia’, escribió uno de los cientos de usuarios que dicen basta a los femicidios en Argentina.
De acuerdo con datos recogidos por el Registro Nacional de Femicidios de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumala), el año pasado se registraron 329 muertes violentas de mujeres, travestis y trans de las cuales 270 son femicidios directos, vinculados y travesticidios.
‘Exigimos justicia por Úrsula, asesinada por su exnovio, quien tenía 18 denuncias previas a su atacante, estaba amenazada de muerte y nadie hizo nada. Exigimos justicia por Florencia asesinada en Tortuguitas, Malvinas Argentinas, por su hermano (expolicía)’, denunció hoy Mumala.
Cada día en esta nación un titular da cuenta de un caso de femicidio, devenido uno de los mayores problemas sociales de este país.
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