El desfile por el Día de la Independencia ocurrió el 15 de septiembre en dos escenarios diferentes y con mensajes distantes uno de otro. El acto gubernamental con un verdadero despliegue de fuerzas y técnicas militares contrastó con el realizado por la oposición donde primaron reclamos al gobierno por políticas que algunos califican como inconstitucionales.
Las festividades coincidieron con la prorroga por sexta ocasión del estado de excepción, extendido al menos hasta el 18 de octubre, y que permitió hasta ahora detener sin orden judicial a poco más de 52 mil presuntos pandilleros.
No es un problema entender la necesidad de enfrentar el mal de las pandillas o detener a delincuentes, la contradicción es apresar personas inocentes que al parecer no tienen nada que ver con las maras, cualquiera sea su denominación, Mara Salvatrucha (MS-13) o Barrio 18.
El régimen de excepción es constantemente criticado y desaprobado por organizaciones defensoras de derechos humanos, por considerarlo un mecanismo para irrespetar derechos de los detenidos, quizás con algo de verdad pero también con una gran dosis para injerir en los asuntos internos del país
Sin embargo, la noticia más destacada de la semana y la que previsiblemente provocará escenarios de confrontación en lo adelante fue el anuncio del presidente Bukele de aspirar a la reelección en 2024, pese a que la Constitución de 1983 establece que no puede haber reelección continua, lo cual incluso el propio presidente apoyó antes de llegar al gobierno.
Sin embargo, existen sectores afines al poder ejecutivo que apoyan la reelección presuntamente porque las actuales autoridades impulsaron cambios que merecen continuidad.
Por otra parte, el gobierno anunció la apertura oficial de la recompra de los bonos de la deuda externa en manos de tenedores por un valor de 800 millones de dólares que vencen en enero próximo.
Es un mecanismo que aplicaron algunos países con buenos resultados pero que en la práctica es recomprar un debito adquiriendo otro, según dijo a Prensa Latina el economista Cesar Villalona.
Aparejado a este anuncio oficial, la agencia Fitch Ratings degradó este jueves, una vez más, el perfil de riesgo de la deuda salvadoreña a menos de una semana del lanzamiento de la oferta de recompra de los bonos 2023 y 2025.
El Fitch Ratings pasó de “CCC” a “CC” la calificación de El Salvador, un grupo donde se colocan a los países o empresas con elevado riesgo de incumplimiento de sus compromisos.
Asimismo ocuparon espacios destacados la lucha contra el narcotráfico y el desarrollo de una gran actividad de la comuna capitalina para recuperar el centro histórico, el cual pudiera ser un nuevo atractivo para la actividad turística del país, uno de los motores de la economía que trata de impulsar el gobierno.
ro/lb