Quienes protestaban recorrieron las barriadas de Petion Ville y Delmas antes de ser gaseados por los agentes mientras exigían al Gobierno dar marcha atrás al ajuste al alza de los hidrocarburos.
La semana pasada las autoridades duplicaron el precio de la gasolina y aumentaron casi el 90 por ciento el del diésel en medio de un profundo descontento popular.
La medida intensificó las protestas que ya tenían lugar en las principales ciudades del país contra el hambre, la inseguridad y la inflación, además de cuestionar el crónico desabastecimiento de los combustibles.
Los manifestantes indicaron que el incremento encarecerá los precios de los insumos básicos en momentos en que casi la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria y pidieron la renuncia de Henry.
El primer ministro, por su parte, sostuvo que el alza se mantiene y sugirió que las protestas están lideradas por pandillas, ante la presencia de líderes de grupos armados en las escenas de saqueo y vandalismo de instituciones privadas y públicas.
Este lunes también se registraron ataques a instituciones humanitarias, estatales y escolares en Port de Paix, en el departamento Nordeste cuando grupos de manifestantes invadieron las instalaciones de Centro Departamental de Operaciones de Emergencia, los locales de la organización Cáritas, Food for the Poor, la Fundación AVSI y los depósitos de la Cruz Roja.
Las protestas se reanudaron esta semana tras una tensa pausa de dos días que permitió a la población abastecerse de insumos.
El país lleva años sumido en una profunda crisis que se agravó con el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, así como la disfuncionalidad de la Justicia y el Parlamento.
La recesión económica cuatro años consecutivos echó aún más leña al fuego, mientras la inflación superó el 30 por ciento, a lo cual se suman los estragos del terremoto de 2021 que devastó la zona sur del país.
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