En su discurso en el 77 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el mandatario calificó como “ilegítimas y contrarias al derecho internacional» todo tipo de sanciones distintas a las que aprueba el Consejo de Seguridad de la organización mundial e incluyó en esa calificación a las sanciones económicas.
Castillo añadió que Perú ha respaldado desde 1947 el acceso a la independencia y la libre determinación de territorios y pueblos bajo el mandato de la ONU y su acceso a la independencia.
En virtud de ello, agregó, su país “reconoce plenamente los derechos de soberanía de la República Argentina en las islas Malvinas y demandamos a las partes el inicio de consultas y negociaciones para concretar este objetivo imperativo”.
Por la misma política histórica mencionada, dijo, su gobierno ha restablecido sus relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y respalda firmemente su derecho a la autodeterminación y la independencia.
Por otra parte, Castillo se pronunció por un cese del fuego en el conflicto de Ucrania y el inicio de negociaciones para una solución pacífica que atienda los intereses de los involucrados.
Anunció además que su país establecerá una embajada en Palestina, que tiene desde hace años una embajada en Perú.
Demandó que la comunidad internacional asuma de una vez por todas sus responsabilidades y propicie negociaciones de paz en aras de “una solución basada en el reconocimiento de dos estados, una Palestina independiente y viable y un Israel con fronteras seguras”.
También expresó preocupación por las tensiones internacionales que amenazan a la paz; y por la inflación mundial y la crisis alimentaria, que afectan fundamentalmente a los países en desarrollo y su lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Castillo advirtió que la paz no es solo la ausencia de la guerra, pues requiere inculcar en las mentes que la paz es objetivo común de la humanidad, lo que implica respetar los derechos, no explotar a los más débiles y promover la solución pacífica de las controversias.
Planteó desterrar ideologías de odio, como el racismo y la xenofobia; “defender el principio de no intervención y ejercer solidaridad con los pobres y los débiles, con los desposeídos”.
También propugnó construir un futuro común de respeto a derechos civiles y políticos, “los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos colectivos de los pueblos, de las poblaciones indígenas”.
Además, el mandatario planteó la meta de “garantizar la satisfacción de los derechos humanos esenciales a la educación, la salud, la vivienda, el agua, la alimentación, a un trabajo digno y a un medio ambiente sano, limpio y sostenible”.
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