“Los golpes de estado, sea cual sea su modalidad o el poder del estado que los impulse, son ilegítimos, atentan contra la expresión soberana de la voluntad popular”, dijo en el tramo final de su discurso, en obvia referencia a los planes de la oposiciòn mayoritaria del Congreso, de vacarlo (destituirlo).
El gobernante peruano se apartó del texto del mensaje que leía ante la asamblea y señaló que como el resto de los países de América Latina, Perú se ha sumado a la búsqueda de “sociedades más justas, más igualitarias, con mayor cohesión social, donde el bien común sea la casa de todos, sin ninguna exclusión”.
Añadió que, más allá de las posiciones políticas opuestas, “pero la gobernabilidad democrática exige el respeto a la institucionalidad y sobre todo a la voluntad popular”.
Según Castillo, como sucede internacionalmente, “toda crisis de gobernabilidad por el enfrentamiento entre los poderes del Estado debe resolverse con el diálogo y la concertación y el pleno respeto a los resultados electorales”.
Aludió así al hecho que la oposición más dura a su gobierno se negó a reconocer su victoria electoral y dijo que la defensa de la gobernabilidad tiene como pilares el respeto a los pueblos, la voluntad de solucionar conflictos por la vía de la negociación, el respeto a los derechos humanos y la institucionalidad.
Se definió como presidente de un país multiétnico y pluricultural, con mas de tres mil años de desarrollo de avanzadas civilizaciones, que ha tenido dificultades para eliminar el racismo y la desigualdad.
“Mi gobierno simboliza las demandas, aspiraciones e ilusiones de quienes no han tenido nada o han tenido muy poco, de integrarse a la vida nacional como autores de su propio destino”, aseveró.
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