Unicef renovó su petición de 39 millones de dólares para ayudar a las víctimas más vulnerables de las inundaciones en Pakistán, asolado por las dolencias transmitidas por el agua y la malnutrición, que mataron a otras 10 personas en la provincia de Sindh, entre ellas, cuatro menores.
Más de 3,4 millones de niños fueron desarraigados de sus hogares producto de las crecidas, que cobraron la vida de más de 550 pequeños en todo el país, entre ellos, 293 en Sindh, la zona más afectada.
Pakistán sufrió lluvias monzónicas sin precedentes, que inundaron un tercio del país, con saldo de casi mil 600 muertos y más de siete millones de personas desplazadas, muchas de las cuales viven en tiendas de campaña improvisadas sin protección contra los mosquitos y con escaso acceso a agua potable o instalaciones de lavado.
El Coordinador de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Julien Harneis, afirmó en una rueda de prensa en Islamabad que Pakistán enfrenta una «segunda catástrofe» en cascada a causa de enfermedades como el dengue, la malaria, el cólera y la diarrea, además de la desnutrición.
Las lluvias monzónicas y las inundaciones sin precedentes, que muchos expertos atribuyen al cambio climático, afectan a 33 millones de personas y causaron la muerte de mil 569 personas en todo el país desde mediados de junio.
Alrededor de 33 millones de pakistaníes están afectados por las riadas, que destruyeron alrededor de dos millones de viviendas y locales comerciales, arrasaron siete mil kilómetros de carreteras y derrumbaron 500 puentes.
Vastas extensiones de terreno agrícola siguen bajo el agua mientras las familias no tienen alimentos, agua potable ni medicinas, alertó Unicef.
Los brotes de diarrea acuosa, fiebre tifoidea y paludismo aumentan rápidamente, pues millones de personas duermen en refugios temporales o a la intemperie, muy cerca del agua estancada.
En la provincia de Sindh se registraron más de 134 mil casos de diarrea y 44 mil de paludismo sólo esta semana.
Las catastróficas inundaciones desarraigaron a más de 3,4 millones de niños de sus hogares y cobraron la vida de más de 550 menores.
Los riesgos para la vida y la supervivencia infantil se multiplican día a día mientras muchos infantes padecen dengue, infecciones respiratorias agudas, dolorosas infecciones cutáneas y otras dolencias.
Entre tanto, los campamentos de salud presencian además un aumento de los casos de niños con desnutrición aguda severa y también los infantes necesitan apoyo psicosocial y recreación para reducir los efectos del trauma de las inundaciones.
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