El primer tema del día está consagrado a la recopilación de datos y medición del sector cultural en busca de políticas de desarrollo sostenible basadas en evidencias, organizado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Comisión Nacional de Filipinas para la Unesco.
El arte por la dignidad, la justicia social y la paz es otro de los asuntos que crean expectativas y que trajeron a los ministros de cultura o sus representantes de 190 países la propia Unesco y la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Se le añade uno sobre la economía de la cultura: Desafíos y oportunidades de la transformación digital, que ya fue conocido en uno de los 45 foros especializados que precedieron a esta conferencia como parte de su preparación desde hace tres años.
Ese tema fue organizado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe y está contenido en las políticas culturales renovadas y reforzadas, y del Patrimonio y diversidad cultural en crisis.
La lista del programa es larga, pero en esta jornada destaca un foro titulado Del guion a la pantalla: Cómo los marcos políticos pueden apoyar el crecimiento de talento diverso y emergente, organizado por el Gobierno de México, Banco Interamericano de Desarrollo y Netflix.
Quedan otras muchas exposiciones que se esperan logren evacuarse durante la jornada, aun cuando hay numerosos salones para hacer más viables las ponencias y debates y se puedan presentar todas, como por ejemplo, una de enorme trascendencia como es la emergencia climática: nuevos imperativos para las políticas culturales, que trae en su portafolios la Climate Heritage Network.
Decía Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la Unesco, que recoger las reflexiones de las políticas públicas en debate es una necesidad, y que el proceso preparatorio ha sido lo más inclusivo y amplio como se observa en la conferencia, y permitió saber cuáles eran las temáticas relevantes a presentar a los ministros.
Su opinión es que en su mayor parte se tratan temas que no tienen que ver con patrimonio o cambio climático, específicamente, si no más orientados a resolver a partir de crisis, guerras, estallidos sociales, y la participación del sector público.
Los grandes temas fueron definidos y tenemos 132 estados miembros y 102 ministros en lo presencial que se reunirán, más otras personalidades de proyección internacional.
Entre las temáticas puestas a debate es loable destacar el tráfico ilícito y apropiación indebida de culturas, la reflexión de cómo enfrentarse ante guerras, desastres naturales o causados por el hombre.
La condición del artista en lo digital y cómo puede haber una retribución justa a partir de ello lo que podría generar la fuerza para que la cultura se transforme como un bien común, global, público, afirmó Ottone.
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