El punto más álgido del debate es cuál será el organismo encargado de redactar el texto de una nueva carta magna que sustituya a la vigente desde la época de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Bancadas de izquierda de la coalición de Gobierno y la Democracia Cristiana presentaron una propuesta que aboga por una convención constituyente 100 por ciento electa, de 134 representantes, con escaños reservados para pueblos indígenas y participación de independientes y con un plazo de funcionamiento de seis meses.
En el lado contrario, la alianza de derecha Chile Vamos aboga por un órgano mixto con la participación de expertos que no supere los 50 miembros.
De acuerdo con el presidente del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier, una convención de solo medio centenar de miembros la transforma en un ente elitista que deja fuera regiones y menoscaba la representación ciudadana.
Por otra parte, un grupo tutelar permanente de expertos dejaría en un segundo plano a las personas electas, advirtió Teillier en entrevista con el periódico El Siglo.
Las diferencias entre las partes obligaron a suspender las dos reuniones previstas para la semana pasada y a reprogramarlas a partir de este lunes.
El avance hacia una nueva ley fundamental forma parte del Acuerdo por la paz y la Nueva Constitución que puso fin al estallido de 2019 contra el modelo neoliberal y las desigualdades sociales.
Una primera propuesta, elaborada por una comisión electa y paritaria, fue rechazada en el plebiscito del 4 de septiembre debido a una serie de factores, entre ellos la falta de comunicación de los contenidos del texto y las noticias falsas difundidas en las redes sociales.
Luego del referendo, el presidente chileno, Gabriel Boric, expresó su compromiso de construir, junto al Congreso Nacional y la sociedad civil, un nuevo proceso constituyente.
Pero el camino es escabroso y varios legisladores acusaron a la derecha de intentar dilatar las negociaciones.
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