En el complejo tablero de ajedrez en que se mueve la geopolítica mundial, Estados Unidos, Israel y los socios europeos juegan sus nuevas cartas en un intento desesperado por dar el jaque mate a la nación persa, contrincante difícil y de larga data.
Las protestas desatadas tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini, constituyen el nuevo argumento para quienes se consideran los paladines de los derechos humanos.
EL PRETEXTO
Amini, de 22 años, fue detenida 13 de septiembre por la Policía de la Moral debido al uso incorrecto del hiyab (velo obligatorio para las mujeres en el país), y conducida a una comisaría para recibir clases de orientación sobre vestimenta; sin causa aparente cayó desmayada, según muestra un vídeo.
Tres días después murió en el hospital, e inmediatamente una gran campaña mediática acusó a las fuerzas policiales de asesinato; explotaron las manifestaciones, ataques contra la policía, vandalismo y otras acciones violentas.
El Gobierno iraní realizó una investigación exhaustiva del caso y presentó un informe de la Organización de Medicina Forense donde reveló que la joven padecía una enfermedad subyacente tras ser operada de un tumor cerebral, lo cual le provocó la pérdida repentina de conciencia y su posterior fallecimiento.
EL CONTEXTO
Durante varias semanas, las violentas protestas se extendieron a todo el país y varias naciones europeas como resultado de una intensa campaña mediática de las grandes transnacionales de la comunicación, que acuñaron el eufemístico término de «Revolución del velo».
Por su parte, la activista opositora iraní Masih Alinejad, radicada en Estados Unidos, declaró al The New Yorker que ella es la líder de ese movimiento con supuesto enfoque feminista liberador contra el hiyad.
Tras estas declaraciones, un reporte de la red informativa libanesa Al Mayadeen reveló su trayectoria y probados vínculos con la administración estadounidense, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), y el activismo contra su propio país.
Paralelo a ello, la inteligencia iraní expuso las declaraciones de dos espías franceses, detenidos en mayo pasado, los ciudadanos Cécile Kohler y Jacques Paris, quienes viajaron a Irán el 28 de abril como turistas.
En un vídeo transmitido en las televisoras estatales, Kohler admitió ser una agente de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), agencia de inteligencia exterior francesa, equivalente al MI6 británico y la CIA, y explicó que su misión era promover manifestaciones para desencadenar “una revolución” en la República Islámica.
En ese contexto, el embajador de Reino Unido en Teherán, Simon Shercliff, fue convocado dos veces debido al apoyo de algunos funcionarios diplomáticos a los manifestantes y la atmósfera hostil generada en los medios de comunicación en lengua persa con sede en Londres.
Días después, el anuncio del desmantelamiento de una red terrorista y espionaje afiliada a la agencia de inteligencia israelí (Mossad) y el arresto al menos de 10 de sus miembros en la provincia de Azerbaiyán Occidental (noroeste), colocó a Israel en la mira.
Pero las tensiones llegaron a un punto álgido el pasado 26 de octubre tras la masacre contra civiles perpetrada por el grupo extremista Estado Islámico en el santuario de Shah Cheragh, al suroeste del país, que dejó al menos 15 muertos y decenas de heridos.
EL ARMA
Y por supuesto no podía faltar un actor principal, el llamado cuarto poder, la prensa, que al decir del escritor colombiano Hernando Calvo Hospina son “los generales de las nuevas guerras”.
“La gran prensa es la principal generadora de las guerras. Más perjudiciales y criminales que cualquier arma, incluyendo las de destrucción masiva, son capaces de provocar un verdadero exterminio. Pueden llegar a lavarle el cerebro a cualquiera en un dos por tres”.
Apenas iniciaron las primeras protestas la prensa occidental se hizo eco de ellas, fue de hecho una periodista iraní quien “expuso” la supuesta muerte de Amini a manos de funcionarios de la Policía de la Moral, matriz de opinión que para nada cambió, pese a las pruebas presentadas durante la investigación.
Mientras, las acusaciones por violaciones a los derechos humanos contra el Gobierno persa por reprimir las manifestaciones, tensaron aún más la cuerda y sirvieron de caldo de cultivo para las nuevas medidas coercitivas de Occidente. Por otro lado, el director de la Organización de Defensa Pasiva, Qolamreza Yalali, denunció durante las protestas que el país fue blanco de la censura de plataformas mediáticas y de al menos 120 ataques cibernéticos.
EL MANUAL
Para muchos analistas, los enemigos de Irán intentan a todas luces promover en el país una llamada revolución de colores, aplicando las cinco estrategias principales del manual de “golpe blando” del filósofo y politólogo estadounidense Gene Sharp, esta vez disfrazadas de feminismo.
Están encaminadas en un primer momento a promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, luego desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno.
Dichas estrategias se encuentran dirigidas esta vez hacia la religión atacando sus costumbres o sembrando el terror en un templo sagrado como el de Shah Cheragh, Shiraz, en un intento de aplicar la vieja máxima divide y vencerás.
La tercera etapa, en tanto, se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales manipulando al pueblo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.
Mientras, las últimas dos pasan por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno creando un clima de «ingobernabilidad», ataques, atentados, para dar el golpe de gracia forzando la renuncia del presidente de turno, mientras se desarrolla una guerra civil.
LA RESPUESTA
Ante los intentos desestabilizadores la respuesta del Gobierno iraní no se hizo esperar, dejando claro desde la preparación militar del país para enfrentar ataques directos hasta la adopción de medidas contra instituciones y personas señaladas como cómplices de las protestas o promotores de boicot.
El Ministerio de Asuntos Exteriores impuso sanciones a personas y entidades europeas por incitar a la violencia y apoyar los disturbios violentos.
La Cancillería condenó de forma reiterada y categórica la imposición de medidas ilegales de la Unión Europea a entidades y personas iraníes sobre la base de acusaciones infundadas, lo que constituye una intervención en los asuntos internos.
Los altos mandos militares, por su parte, dejaron bien sentado cuál es la posición del Ejército y las fuerzas de seguridad, mientras advirtieron ante amenazas y ataques.
El comandante en jefe del Ejército de Irán, Seyed Abdolrahim Musavi, denunció que Washington, Tel Aviv y sus aliados intentan aplicar una guerra híbrida y reiteró que no tolerarán amenazas ni invasiones.
De igual forma el comandante de la Fuerza Naval del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), Ali Reza Tangsiri, condenó el atentado terrorista de Shiraz, enfatizando que la República Islámica resistirá ante los ataques y dará una respuesta contundente a los enemigos.
“No bromeamos con nadie ni retrocedemos a la hora de proteger los intereses de nuestro querido pueblo y los recursos del sistema sagrado de la República Islámica”, sentenció.
*Jefa de la Redacción África y Medio Oriente
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