El coordinador humanitario de Naciones Unidas en este país, Adam Abdelmoula, declaró que la asistencia resulta necesaria ya que millones de seres humanos podrían morir de hambre en comunidades locales.
De acuerdo con el funcionario aún se necesitan más recursos monetarios para socorrer a los más de siete millones de somalíes afectados por la falta de suficientes alimentos y agua potable.
En medio de esa compleja situación, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU comunicó en días recientes que para suplir las actuales necesidades de la población este territorio de África Oriental requiere unos dos mil 390 millones de euros, de los cuales los donantes entregaron el 47 por ciento.
Además de una aguda crisis humanitaria, Somalia sufre los embates de la violencia, al calor de enfrentamientos armados entre el Ejército y el grupo extremista Al-Shabab (Los Jóvenes, en árabe), el cual controla amplias zonas del centro y sur del territorio nacional.
Organizaciones humanitarias en varias ocasiones acusaron a la formación radical de impedir que llegue asistencia, como alimentos y otros bienes de consumo, a las poblaciones vulnerables radicadas en áreas controladas por la agrupación.
Desde 1991, en que fue derrocado por milicias aliadas el entonces presidente Mohamed Siad Barre, Somalia, donde predominan clanes y señores de la guerra, carece de un gobierno central fuerte.
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