A cuatro días para la quinta convocatoria del órgano legislativo, aún persisten las discrepancias entre las principales fuerzas políticas en busca del nuevo representante de la comunidad cristiana maronita en ocupar el puesto de jefe de Estado.
Nombres como el de Suleiman Franjieh, jefe del movimiento Marada y el diputado Michel Moawad centran la mayoría de los debates en busca del presidente de la República Libanesa y aviva la polémica de los grandes bloques cristianos Corriente Patriótica Libre y Fuerzas Libanesas.
En medio del agravamiento del colapso económico y el enfrentamiento a la epidemia del cólera, Líbano demanda la elección de un mandatario que no represente una provocación para nadie, lejos de los dictados externos, manifestó el parlamentario Ali Miqdad.
Sobre el vacío de poder, el legislador reclamó no perder más tiempo y trabajar por la conciliación, no por dividir y provocar conflictos internos que agudicen más las condiciones de vida de los libaneses.
El miembro del bloque parlamentario Desarrollo y Liberación Qassem Hashem afirmó que algunos tratan de imponer un candidato de confrontación bajo títulos y consignas nacionales que obstaculizan las sesiones en el legislativo.
Ante este escenario, el líder del Partido Socialista Progresista, Walid Jumblatt, insistió en un presidente que tenga la capacidad de dialogar y tratar temas como la descentralización administrativa y la abolición del sectarismo.
Durante una visita al titular del Parlamento, Nabih Berri, Jumblatt rechazó la posibilidad de un candidato de desafío y calificó de error la negativa de algunos partidos de alejarse del entendimiento.
A la luz de la crisis y los desafíos impuestos por la vacancia constitucional, desde el Vaticano el papa Francisco envió un mensaje de tranquilidad y amistad a los libaneses.
El Sumo Pontífice llamó a los políticos a dejar de lado los intereses personales y poner la mirada en el país en busca de un acuerdo sobre la elección presidencial.
Líbano entró en la noche del 31 de octubre en el cuarto vacío constitucional en su historia después de la independencia, luego del fin del mandato de Michel Aoun.
Antes de abandonar el Palacio Presidencial de Baabda, Aoun fijó los pilares a tener en consideración para la siguiente etapa como la reforma al poder judicial, la erradicación de la corrupción y la seguridad para alejar al fantasma de la guerra civil.
Ningún candidato recibió la mayoría de 65 diputados tras cuatro sesiones fracasadas en la unicameral legislatura y Líbano enfrenta un período con un gobierno interino y sin consenso político.
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