Ese día el mandatario asumió la presidencia luego de su aplastante victoria en las lecciones de julio, en las que arrasó con más de 30 millones de votos, mayoría calificada en el Congreso y las gobernaciones de una gran cantidad de estados.
En su conferencia de prensa matutina, fijó las cinco de la tarde, hora local, para la concentración frente al Palacio Nacional, donde va a puntualizar todo lo realizado que es bastante en beneficio de la gente más pobres y necesitados, los olvidados y humillados que son ahora los que tienen atención prioritaria, expresó.
Consideró que ese es el logro más importante, es decir, la atención a los marginados como nunca antes, y eso voy a demostrarlo ese día, porque se atiende a todos, pero se les da preferencia a los pobres, lo cual debe ser el propósito principal de cualquier Gobierno.
Además de eso, expresó, los pobres son muy agradecidos y leales y un proceso de transformación solo puede avanzar con su apoyo, con el pueblo todo sin el pueblo nada, esa es la gran enseñanza. El «porfiriato» -dictadura de Porfirio Díaz (1876/1911- condujo a la revolución porque la opresión y el autoritarismo producen ingobernabilidad.
Afirmó que ya no se puede gobernar suprimiendo al pueblo, saqueando lo que es del pueblo, como decía Abraham Lincoln al pueblo se le puede engañar una vez pero no todo el tiempo, las dictaduras dominan transitoriamente, esa es una lección, y la otra es que una democracia solo se mantiene si atiende al pueblo y todo lo hace con el respaldo del pueblo.
Lo más cercano a esto último es lo que pasó en el Gobierno del presidente Francisco I Madero, un hombre bueno, bien intencionado, que se adelantó a su tiempo pues quería la democracia para el pueblo después de 34 años de «porfiriato», señaló.
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