Mientras en la capital la mayoría de las estaciones de servicio están abastecidas y se reanudaron las actividades económicas, en urbes como Cabo Haitiano, en el extremo norte del país, aún los combustibles deben adquirirse en el mercado informal.
En la segunda ciudad de Haití un galón de gasolina alcanza los mil 750 gourdes (casi 13 dólares), más del triple de su precio oficial.
Por su parte en Les Cayes, al sur del país, el comisionado de Gobierno, Ronald Richemond, detuvo a varios empresarios y pequeños comerciantes involucrados en el mercado ilícito de combustibles.
Richemond decomisó dos camiones cisterna y amenazó con perseguir y arrestar a otras personas involucradas en la reventa de diésel y gasolina.
“La población es víctima de los peces gordos de la ciudad. Invierten en el mercado negro, para lucrarse imponiendo precios excesivos a la población”, denunció el fiscal y señaló que los productos derivados del petróleo deben estar a disposición de todos.
Haití lleva meses sufriendo una persistente escasez que se recrudeció a mediados de septiembre cuando pandillas armadas bloquearon la principal terminal petrolera situada en esta capital.
Hospitales, fábricas, empresas e incluso la administración pública experimentaron las consecuencias y se dispararon los precios de la canasta básica, la transportación y la generación doméstica de electricidad.
El Gobierno, además, anunció el retiro de los subsidios de ese rubro lo cual duplicó automáticamente el precio de la gasolina y aumentó en un 89 por ciento el del gasóleo, provocando masivas movilizaciones.
oda/ane