A pesar de las diferencias que pudieran existir, los dialogantes manifestaron en una declaración conjunta que se encontraron con disposición, optimismo, certeza y esperanza para reanudar con plena voluntad política y ética el diálogo, el cual se ha visto frustrado a lo largo de los años.
El alto comisionado para la Paz de la nación neogranadina, Danilo Rueda, manifestó la certeza de llegar a puerto seguro “con todas las diferencias que podamos tener”, porque en la delegación hemos encontrado una actitud seria, amable y la disposición de llegar esta vez a la paz real.
El jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, expresó que los colombianos “no podemos vernos como enemigos”, por lo cual la labor que tenemos es de reconciliación, de volver a encontrar puntos comunes, de construir una nación en paz y equidad.
Esa es la apuesta que nosotros traemos y a eso venimos a esta mesa, aseveró el líder guerrillero.
Esperamos tener en la delegación del Gobierno, “un interlocutor en el mismo sentido”, entonces cuenten con nosotros para eso y esperamos contar con ustedes, enfatizó.
Beltrán manifestó que cuando iniciaron la mesa de diálogo en febrero de 2017 en Quito, Ecuador, pidieron a todos los presentes que en Colombia “todos tenemos que cambiar”.
Son cambios de largo plazo, pero tienen que haber transiciones hacia esos cambios, tampoco son automáticos, pero todos tenemos que tener un compromiso de cambio, remarcó.
El senador del Pacto Histórico Iván Cepeda manifestó tener fe y esperanza en que los cambios de la delegación de paz del Gobierno son ciertos y reales, y en pocas horas hemos empezado a “experimentar sintonías” con la delegación de paz del ELN.
Estamos en un momento histórico, casi único para el país, y no podemos ser menores ante esa responsabilidad que tenemos con las generaciones presentes y las del futuro y con las memorias de quienes nos antecedieron, reflexionó.
Remarcó que para construir consensos de proyectos de nación y de país, “no hay cierre para nadie” ya que el Ejecutivo de Gustavo Petro es para el fortalecimiento de la democracia y para reconstruir el estado de derecho en muchos territorios de Colombia.
Compartir la construcción de la paz, como política de Estado, trasciende la temporalidad con compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz, fundada en cambios reales que permitan la superación de la violencia política y sus causas, indicó el comunicado.
Los países garantes de Cuba, Noruega y Venezuela vieron con esperanza el proceso que inició la víspera, que fuera acordado el pasado 4 de octubre en Caracas entre las delegaciones del Gobierno colombiano y el ELN, y agradecieron la confianza depositada en ellos.
Ese respaldo y apoyo, de los que son partícipes también la Iglesia Católica colombiana y la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, Beltrán dijo que lo valoran y agradecen, pero además “nos compromete”.
oda/jcd