En una copia de las anteriores, la ausencia de consenso entre los bloques parlamentarios matizó la jornada de votaciones para prolongar el vacío de poder y complejizar el escenario político social en medio de la crisis económica y financiera.
Como en las convocatorias precedentes, Michel Moawad sumó la mayor cantidad de sufragios, esta vez con 42; seguido por la lista Nuevo Líbano con ocho, Essam Khalifa obtuvo seis, Ziad Baroud mereció dos y un voto Badri Daher; mientras, las papeletas en blanco ascendieron a 50 y una fue cancelada.
A la sesión asistieron 110 de los 128 representantes de la unicameral legislatura y su titular Nabih Berri fijó para el venidero jueves 1 de diciembre la octava jornada para nombrar al nuevo jefe del Estado libanés.
Según la Agencia Nacional de Noticias, los diputados de los bloques Desarrollo y Liberación y Lealtad a la Resistencia abandonaron la sala antes de anunciar los resultados del conteo de votos.
Al mismo tiempo, un grupo de legisladores exigieron la formación de un comité de diálogo del Parlamento para romper el estancamiento y las discrepancias políticas.
En este contexto, el vicepresidente del legislativo, Elias Bou Saab subrayó que las presiones internas y externas aumentarán al final del año o principios del próximo para elegir al mandatario de la República Libanesa.
Durante una entrevista con el canal panárabe Al Mayadeen, el diputado enfatizó la necesidad de incrementar la presión en dirección a un diálogo serio y al entendimiento entre los partidos como la única salida para resolver la crisis ejecutiva.
En ese sentido, Bou Saab calificó la ausencia de consenso en el tema de la elección de un presidente en Líbano como un gran error, sobre todo a la luz de la situación económica y de seguridad en el país.
Líbano intenta designar al jefe de Estado número 14 después de la independencia, que de acuerdo con el Pacto Nacional recae en un miembro de la comunidad cristiana maronita.
Desde hace cuatro semanas, el Palacio Presidencial de Baabda permanece cerrado tras el fin del mandato de Michel Aoun y la continuidad del vacío constitucional agudiza la realidad de los libaneses.
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