Por esta fecha, el portal de noticias Brasil de Fato entrevistó en 2020 a algunas mamás para entender cuáles fueron los primeros impactos tras la llegada de la pandemia de Covid-19.
Doce meses después, estas mismas mujeres admitieron que la situación socioeconómica resulta aún peor.
Un estudio de la Universidad Federal del estado Mato Grosso do Sul mostró que casi el 84 por ciento de las madres se sintieron más agobiadas por el cuidado de sus hijos durante la calamidad sanitaria.
Según la Encuesta Nacional por Muestra de Hogares, calculada por Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, dejó fuera del mercado laboral a más de la mitad de las brasileñas, unos 8,5 millones.
El sitio aborda la vida de Bruna Mendonça, de 31 años, quien, preocupada por las condiciones de supervivencia de su madre y su hija de cinco años, se adaptó a una nueva y difícil rutina.
Cuando platicó con Brasil de Fato hace un año, se había mudado de Grajaú, donde vivía con su familia en la periferia sur de Sao Paulo, para vivir con su novio cerca del barrio Raposo Tavares.
La idea era estar más cerca de la casa de sus jefes, en el sector paulista de Morumbi, para poder costear los viajes a través de apps y garantizar un viaje con menos riesgo de contaminación por la Covid-19.
Madre soltera, dejó a la pequeña al cuidado de su abuela con la mudanza obligatoria. Para su sorpresa, con el agravamiento de la crisis económica, su rutina volvió a tambalearse.
‘Me quedé sin empleo justo en la pandemia, porque tenían problemas económicos y me echaron. Mi vida dio un vuelco. En mi zona se buscaban personas que pudieran dormir en el trabajo’, relató la joven.
‘Trabajé otros dos meses en la casa de una familia que lo necesitaba, en urgencias, y ahora lo hago en Santana. Laboro de lunes a viernes, duermo en el trabajo y me voy a casa el fin de semana. Me ocupo de tres niños’, apuntó Mendonça, quien siente alivio por estar empleada, pero se enfrenta a la nostalgia.
Lo realmente difícil es estar lejos de mi hija. ‘Necesito mantenerla. El exmarido solo ayuda cuando quiere. Para poder cuidar de ella, me adapté de nuevo. Estoy pensando en el futuro. Con esta epidemia, no sé cómo será el día de mañana’, remarcó.
Estadísticas del IBGE del año pasado revelaron que las mujeres brasileñas dedican una media de 18,5 horas semanales a las tareas domésticas y al cuidado de personas, frente a las 10,3 que consagran los hombres a estas actividades.
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