El pleno congresal aprobó para ello presentar ante el TC una demanda competencial y una medida cautelar contra Castillo y su interpretación de que el “rechazo de plano” del legislativo a admitir una cuestión de confianza presentada por el Ejecutivo, significa que la confianza fue expresamente rehusada.
La medida fue aprobada por 98 votos a favor, 10 en contra y cuatro abstenciones y busca hacer prevalecer la posición del Congreso, en el sentido que este, a través de su mesa directiva y aplicando su reglamento, declaró improcedente el planteamiento presentado y no concedió ni negó la confianza.
Al respecto, el ministro de Trabajo, Alejandro Salas, uno de los voceros del presidente, apuntó que la Constitución establece que el Legislativo debe rehusar o dar la confianza solicitada y la carta magna tiene mayor jerarquía que el reglamento del legislativo.
El presidente consideró que el Parlamento negó la confianza y procedió en consecuencia, aceptando las renuncias del hasta ayer primer ministro, Aníbal Torres, y de todos los titulares y renovando su equipo gobernante con seis cambios.
El problema de fondo y que motivó la reacción del Congreso es que, de repetirse una nueva negación de confianza, el gobernante estará facultado para disolver el Parlamento y convocar a nuevas elecciones parlamentarias.
La medida cautelar proyectada impedirá que el legislativo propicie una nueva negación de la confianza y disuelva el Congreso, que ha sido escenario de dos mociones de vacancia (destitución de Castillo que no alcanzaron votos suficientes para aprobarse y alista otras formas de deshacerse del jefe de Estado.
El órgano legislativo, que argumenta las investigaciones abiertas por la Fiscalía de la Nación por presuntos acciones corruptas, tiene sin embargo reparada una moción para suspender a Castillo, medida cuya legalidad es cuestionada inclusive por legisladores de oposición.
Cuestionado sobre esos afanes horas antes de la medida judicial acordada por el Congreso, el presidente dijo que este poder debería tener una agenda para el país y si insiste en su tener una agenda propia, “el pueblo y la historia lo van a juzgar”.
“A mí no me van a hacer retroceder por antojos políticos, por mezquindades e intereses de políticos que quieren darle la espalda al pueblo peruano, hoy está en juego el destino de la voluntad de los pueblos”, expresó Castillo en alusión a su elección por votación popular.
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