En medio de un recrudecimiento de los crímenes a manos de grupos armados, el coordinador de la estructura Antonal Mortimé, señaló que el 85 por ciento de las víctimas fueron tiroteadas y el 25 por ciento sufrieron ataques con cuchillo o violencia colectiva.
Mortimé aclaró que la cifra no incluye a las personas que fallecieron en los hospitales tras ser atacados, por lo que el número total podría ser aún mayor.
“En muchas ocasiones, se ven cadáveres tirados en el suelo, mientras todo el mundo sigue con sus actividades normales, como si no hubiera pasado nada. Como resultado, lo que debería haberse considerado trágico se considera normal”, lamentó.
En el último año, particularmente tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse a mediados de 2021, la inseguridad creció exponencialmente en el país caribeño, mientras grupos armados controlan zonas estratégicas de la nación.
Los irregulares controlan las salidas norte y sur de la capital y sus enfrentamientos provocaron al menos 500 muertes desde finales de abril, mientras otros cientos de personas sufrieron heridas y más de 30 mil fueron forzadas a abandonar sus hogares.
La semana pasada la Comisión Episcopal de Justicia y Paz que en las últimas dos décadas lleva un recuento de las muertes violentas, denunció que 863 personas fueron asesinadas por disparos de enero a noviembre, entre ellas 11 niños, aunque admitió que las cifras representan una estimación muy conservadora del total de víctimas.
En octubre el Gobierno solicitó a la comunidad internacional el despliegue de tropas para controlar a las pandillas que siembran el terror en los barrios vulnerables, sin embargo, varios países se mostraron reticentes a una nueva misión en Haití, mientras a lo interno miles de ciudadanos se movilizaron contra una nueva intervención.
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