De acuerdo a los pronósticos se espera que la cosecha de 2022-2023 no supere las 30 mil tonelada y sería la más baja desde el 2009, con una caída del 70 por ciento con respecto a la campaña anterior, donde lograron acopiar 98 mil toneladas, según los datos del Consejo Oleícola Internacional.
En la última década, tanto el Gobierno como los productores se propusieron expandir la producción aumentando el número de olivos plantados en el país y lograron en la campaña 2019-2020 obtener la cifra récord de 126 mil toneladas, en 500 mil hectáreas de olivares.
El olivo en Argelia representa el cultivo más importante, con un 38,7 por ciento de la superficie dedicada a ese tipo de agricultura, el país cultiva alrededor de 70 millones de olivos y se espera plantar en los próximos años otras 400 mil hectáreas, señalan fuentes del sector.
Actualmente esta nación norafricana se sitúa como el número ocho en superficie de cultivo, el noveno como productor de aceite de oliva y el cuarto productor de aceitunas de mesa.
No obstante, en los últimos dos años enfrentaron adversidades, como el incendio de grandes proporciones en la provincia de Tizi Ouzou, una productiva zona olivarera, además de las afectaciones climáticos con largos periodos de sequía y escasas precipitaciones durante la primavera, y lluvias torrenciales en otoño, junto a las altas temperaturas.
Expertos en clima de las Naciones Unidas alertaron que el mundo estaba peligrosamente cerca de un calentamiento incontrolado y los países del Mediterráneo han soportado algunas de las temperaturas más altas de las últimas décadas.
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